La victoria en la final de la Copa de la Liga, 84-85, fue uno de los momentos de la década pero ningún encuentro se recuerda con tanto cariño como el del ascenso en Mallorca, en la promoción para subir a Primera. El Oviedo viajó a Palma con ligera ventaja por el 2-1 (Juliá y Carlos) de la ida pero con el papel de no favorito. Miera logró preparar un entramado defensivo que los mallorquines no fueron capaces de superar. La fiesta se inició al instante. Desde el aterrizaje de la expedición en el Aeropuerto de Asturias la gente se volcó con los héroes del ascenso. Tanto que el autobús que llevaba a los jugadores desde Ranón tardó horas en llegar a la capital del Principado.