La competición liguera ya enseña la patita por detrás de la puerta futbolística de un verano en el que el dinero, que diría Johan Cruyff, está en el banco y no en el campo. Ni los clubes ingleses ni los españoles se han lanzado a la locura de otros estíos. Cómo será que el deseado Pogba no se ha movido de su Juventus por más que las terminales informativas de Mourinho anuncien su inminente viaje a Manchester. En el Real Madrid, mientras, sigue la promoción de canteranos. Tras la inicial de Marco Asensio, buen jugador desde su debut en Palma de Mallorca, pasando por su año en el Espanyol, ha seguido la de Mariano, autor de un golazo en el amistoso ante el Chelsea.

Claro que no habrá estado de más el seguimiento del amistoso de Carson City, ciudad con tremendas referencias del mejor cine del Oeste. En esa ciudad se jugó el pasado fin de semana un partido que estuvo cargado de interés para las amplias praderas rojiblancas. En un martes, porque hoy es martes, aunque esto siga sin ser Bélgica, conviene recordar hitos que se van produciendo a lo largo de una temporada futbolística.

Los partidos oficiales están a la vuelta de la esquina y al nuevo Sporting del gran timonel le falta todavía algunas piezas por reclutar, según la versión de los más finos analistas del lugar. Finos analistas y finas analistas, que diría ese monumento a la cursilería futbolística que se llama Lobo Carrasco. Al Sporting de hoy le faltan piezas y puede que eche de menos ese fichaje para la grada que no ha visto por ninguna parte. En toda lista de fichajes, como es lógico, han de figurar los futbolistas que necesita el técnico para configurar un buen equipo. Pero en esa lista ha de estar ese jugador que prende a la grada, que rinde para los intereses del conjunto, pero que provoca el entusiasmo popular. Está claro que un fichaje para la grada fue Halilovic, ahora en el Hamburgo. El croata provocaba el entusiasmo popular más que la satisfacción técnica. La prueba es que no tardó en pasar a la segunda unidad, de donde salía ya avanzado el partido. Echando la vista hacia atrás habría que plantearse si Enzo Ferrero Águila (todos en pie, que diría el llorado Manuel Sarmiento Birba) fue fichaje para la grada. No lo fue porque el entonces entrenador rojiblanco, Pasieguito, se enamoró de su juego desde que lo vio en algunos partidos de la gira veraniega por España del Boca Juniors. Claro que Ferrero fue tan grande que fue fichaje de técnicos y de gradas. Y nos quedamos cortos.

Al comienzo de la Liga, damas y caballeros, señoras y señores diputados, le quedan tres semanas; al cierre del mercado, un mes, el de agosto. Que los técnicos rojiblancos acierten con las incorporaciones necesarias tiene que ser el anhelo de una afición que, a los números nos remitimos, sigue entregada sin distinguir si el Sporting es nuevo o si emplea escudo verde o anaranjado. Es el eterno Sporting.

Por eso conviene mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿dónde se ha ido el tan cacareado interés rojiblanco por el goleador de Segunda Sergio León, al que su club, el Elche, quiere colocar donde sea? Esuperio sabrá.