Siete puntos de nueve posibles es el balance de los tres primeros partidos de Roberto Aguirre como entrenador del Lealtad. Este moscón de 48 años apasionado del fútbol llegó este verano con la difícil papeleta de sustituir a Javier Rozada. Su aval: tres lustros al frente de banquillos de la categoría de bronce como el Langreo, el Lorca, el Pájara Playas o el Zamora, entre otros.

- ¿Tenía ganas de volver a Asturias?

- Lo cierto es que ya estaba acostumbrado a venir una semana en julio y volverme a marchar. Esa forma de vida se convirtió en algo natural y no me resultaba complicado. Aunque en Zamora había estado cuatro años me había acostumbrado a moverme. Pero me hacía ilusión acercarme a Asturias. Las últimas temporadas ya me apetecía venir a vivir el fútbol asturiano, que nunca dejé de seguir, desde dentro.

-¿En qué se diferencia este Roberto Aguirre del que asumió hace 14 años el banquillo del Langreo?

-Al principio te dedicas más a formarte y estudiar, a obtener el máximo conocimiento. Aunque cada temporada empiezas de cero la experiencia te sirve ahora para desarrollar el conocimiento que vas acumulando durante tanto tiempo.

-¿Cómo explica el espectacular arranque de temporada?

-Es la suma de varios factores. Desde el primer día tuve buenas sensaciones con el equipo. Hubo buena predisposición al trabajo y se consiguió hacer una buena mezcla entre la gente de la temporada pasada y los nuevos. Los veteranos son gente con experiencia en la categoría, con valores humanos y que hacen muy buen grupo. Eso favorece la integración de los nuevos. Además hicimos una pretemporada más dura de la que estaban acostumbrados y cuando ganaron en Boiro les dije que esa era la recompensa.

-¿Hay plantilla para aguantar esta racha?

-Yo creo que sí. Aunque el trabajo no garantiza los resultados en esta profesión tenemos una buena plantilla de diecinueve jugadores y tres canteranos. Trataremos de cuidar mucho los umbrales para evitar lesiones y que al final todos estén durante el mayor tiempo posible en condiciones de participar. Confío en esta plantilla tanto a corto como a medio y largo plazo para competir con cualquiera.

-¿A qué juega su Lealtad?

-Nuestra idea es ser un equipo capaz de ser fuerte en todas las facetas. A nivel defensivo estamos demostrando solidez y estoy contento porque hay que partir de ahí para ir creciendo en lo ofensivo. Buscamos tener capacidad de respuesta rápida a la hora de ir al ataque y cuidar otras facetas como la estrategia.

-¿Ve mucha competencia en la categoría?

-Parece que va a haber mucha igualdad. La Ponferradina y Racing de Ferrol son equipos muy fuertes, pero les va a costar sacar puntos. Todos los equipos están trabajados, tiene argumentos y buenos jugadores. Va a ser un año duro para cumplir objetivos, pues los equipos han mejorado mucho en planificación y en la parcela económica.

-¿Le sorprende el "milagro" del Lealtad?

-Lo de este club es todo fruto del trabajo. Lo detecté cuando subieron y me enfrenté a ellos. Es un club sostenido por el trabajo diario de todos lo que lo componen. A eso se le añade un trabajo acertado por el conocimiento que tienen del mundo del fútbol. Esa mezcla de trabajo y acierto es la clave de todo.

-¿Le hace ilusión ocupar un banquillo por el que pasó gente como Marcelino o Yosu Uribe?

-Desde los primeros contactos el optimismo y orgullo por el club del presidente me estimuló. Me hizo mucha ilusión, más por el hecho de que gente como Marcelino, que es un referente, hubiese pasado por aquí.

-¿Qué opina de las dudas sobre la profesionalidad de Marcelino?

-Me parece muy injusto. Es un un gran entrenador, un gran profesional y una persona muy honesta. No me parece nada justo que se culpe a Marcelino de la frustración de otros.