Asentado en la dirección deportiva de la sección de baloncesto del Oporto, Moncho López trabaja para construir en edificio sólido en el aún endeble engranaje del baloncesto portugués. Mientras tanto, no pierde de vista la actualidad del basket español y, más concretamente del asturiano. Los recuerdos le fluyen cuando vuelve a la tierra que le vio nacer como entrenador profesional.

-¿Qué sensaciones le despierta el regreso a Asturias?

-Muy positivas. Es curioso que no sólo siempre me haya quedado un buen recuerdo de Asturias (tengo grandes amigos aquí), sino que a medida que van pasando los años siento más la necesidad de regresar.

-Le llegó el éxito muy pronto, con el ascenso a la ACB en Gijón en su primera experiencia profesional. ¿Eso le lanzó o le pasó factura?

-Fui precoz, eso no se puede negar, pero no le doy vueltas a eso. Llegó cuando tenía que llegar. Era un entrenador de formación en un centro de formación de jugadores, el Siglo XXI, y el Gijón y yo encontramos un camino común y fue muy bien.

-Ha pasado mucho tiempo, pero en los Juegos Olímpicos pudimos ver a Scola, el primer gran jugador que entrenó.

-Scola es uno de los mejores jugadores que he entrenado y uno de los responsables de mi éxito precoz. Ver a dónde ha llegado me enorgullece.

-Uno de sus mayores colaboradores entonces fue el llorado Ed Johnson.

-Fue fundamental para mí porque aquella era mi primera experiencia profesional fuera de casa, y su saber estar y su manera de trabajar con amistad, su experiencia, su humanidad... me ayudó muchísimo, era mucho más que un ayudante. No sé si podríamos describirlo como un padre o un hermano mayor. Su pérdida es algo muy triste.

-¿Sigue en contacto con Moncho Fernández, su ayudante entonces y ahora técnico consolidado en la ACB?

-Sí, claro, tenemos un contacto familiar, su hijo es mi ahijado. Y efectivamente lo sigo. Está haciendo algo muy difícil, que es ser profeta en su tierra, haciendo grandes campañas con un presupuesto muy ajustado. Estoy disfrutando, no sólo con los resultados y con lo bien que le va a Moncho, sino viendo jugar al Obradoiro.

-En Asturias la guardia baloncestística ha pasado en los últimos años de Gijón a Oviedo. ¿Qué referencias le llegan del proyecto del OCB?

-Nunca he desconectado del baloncesto asturiano. Seguí la trayectoria del Gijón Baloncesto, su paso por LEB Oro y LEB Plata hasta su desaparición y pasa lo mismo con Oviedo. Sobre todo la llegada a la LEB Oro y aquel primer año fantástico del "efecto Pumarín" me gustaba mucho. Aunque mi corazón baloncestístico esté en Gijón, en este momento me identifico con la pasión que está despertando en Oviedo. Además, sus dos entrenadores han sido jugadores míos en club y en selección nacional... todos los fines de semana estoy atento a lo que hacen.

-¿Ve a Carles Marco y a Javi Rodríguez como entrenadores de recorrido?

-Sí, les veo mucho conocimiento, soy muy inteligentes y tienen mucho bagaje. Son jugadores que no sólo han destacado por sus habilidades técnicas y físicas, sino por su manera de entender el baloncesto, muy cerebrales los dos. Además, quieren ser entrenadores, que es muy importante, y han tenido grandes entrenadores, y aquí no me incluyo.

-¿Tiene sentido una competición como la LEB Oro actual, en la que prácticamente nadie puede subir y sólo baja el que renuncia?

-La LEB Oro tiene sentido, lo que quizás no lo tenga ahora mismo por las circunstancias es el acceso tan restringido a la liga ACB. O se suavizan o se cierra definitivamente; quizás así se le dé importancia de verdad al ganador de la LEB.

-El Oporto desapareció de la élite baloncestística portuguesa y de repente reapareció con un título la pasada primavera. ¿Es el título que mejor le ha sabido?

-Salimos de la élite porque por discrepancias con la federación suspendimos la actividad profesional. Empezamos a trabajar en la base, con la idea de tener un equipo estable para el regreso, pero no pensábamos que pudiéramos ganar la liga a la primera. No es el título que mejor me ha sabido, pero es verdad que ha tenido mucha importancia para el club y para nuestra masa social porque interrumpimos una racha de once títulos seguidos, en varias competiciones, del Benfica, que quizá nos doble en presupuesto.

-¿Qué le falta al baloncesto portugués para dar el estirón?

-No atravesamos un buen momento (yo me considero ya uno más). Salen buenos jugadores de base, pero hay muchas dudas sobre reglas, estructura, cupos... Estamos atrasados, y hay que trabajar y entrenar más.

-¿Qué le ha parecido la selección española en los Juegos?

-Soy el presidente del club de fans de Sergio Scariolo y de los pocos tranquilos cuando las cosas no empiezan bien. Es el técnico ideal. La generación del 80 ha sembrado los cimientos para el futuro, que está garantizado. Tenemos que ser realistas, sólo puedes derrotar a Estados Unidos porque se lesionan, o fallan en la preparación o fallan en el planteamiento del partido.

-¿Alguna reflexión sobre la salida de la federación del expresidente José Luis Sáez, en medio de un escándalo de irregularidades y gastos mal justificados?

-No conozco el tema al detalle. Tengo respeto y cariño por Sáez, y ojalá las cosas se resuelvan y se explique todo. Ha tenido una trayectoria muy importante y me entristece que se le recuerde solamente por este último episodio, sería injusto.

-¿Volveremos a ver a Moncho López entrenando en España y en la ACB?

-No me planteo entrenar en tal o cual sitio. Empecé muy joven, tuve mi momento de duda, y ahora, superado, quiero entrenar hasta que el cuerpo aguante.