Los clubes de fútbol que juegan en La Toba ya no pueden más. Durante los últimos años fueron constantes las quejas por la "dejadez general en todo" de las instalaciones, como prueban los rajados asientos de los banquillos, la falta de riego y, como consecuencia, el mal estado del césped sintético en los tres campos, pero ahora hay más y tres asuntos sobre todo centran la preocupación general.

El primero es el "bosque" que hay detrás de los tres campos y que impide la recuperación de los balones que caen en la zona. En La Toba 3 la situación es peor porque no hay valla y caen muchos más. En total son unos 30 balones los que se pierden por año sólo en ese campo a una media de 25 euros. Un dineral para los clubes más modestos del fútbol modesto.

El "bosque" no siempre estuvo ahí porque en la época de Ensidesa esa zona estaba limpia y había un circuito para correr del que aún quedan vestigios, "pero el Ayuntamiento no lo limpia nunca", se quejan los dirigentes.

La segunda preocupación es que sólo dos o tres personas pagan la entrada para ver los partidos en La Toba 2 porque se ven desde la terraza del bar. Los clubes piden que se cierre cuando hay partido pero, como es paso obligado para el servicio de caballeros, ya solicitaron al Ayuntamiento que coloque unas lonas de columna a columna. Tampoco aquí hay solución a pesar de que los clubes están dispuestos a colocarlas a modo particular porque no sacan ni para pagar los 32-33 euros del árbitro. Y podrían hacerlo con la gente de la terraza.

"Entre los balones que se pierden y las entradas que no se venden estamos en la ruina", alegan.

Y la tercera preocupación es la masificación del edificio de los vestuarios, insuficiente para los seis clubs que utilizan las instalaciones con varios equipos cada uno. Una de las consecuencias es que periódicamente hay robos en los vestuarios porque no se pueden cerrar, no hay taquillas y tampoco jaulas para todos.

Esa es la primera parte de los problemas. La segunda está en el entorno del Muro de Zaro donde tienen las oficinas los clubes de fútbol y el Belenos de rugby. Lo primero que se padece son los baches en la carretera de acceso, y lo primero que se ve es la basura de podar el campo que los propios trabajadores municipales acumularon en varios montones desde hace tres meses.

Una fuga de agua que llena de barro la entrada a los vestuarios del campo, los restos de las obras de la escuela taller que llevan tres años allí y que algunos vecinos aprovechan como basurero, la falta de luz en todo el aparcamiento, incluida la entrada a las oficinas porque sólo hay un foco que no enciende, y las bases del edificio levantado en la zona para hacer prácticas de seguridad las escuelas taller que utilizan algunos vecinos para cambiar el aceite del coche, completan el capítulo de deficiencias.

Y por esa zona pasan los directivos del Versalles, Avilés Deportivo, Real Avilés, Femiastur, Llaranes y Belenos, además de los padres de los más de 800 jugadores de fútbol y de rugby que van a gestionar las fichas y tienen que alumbrarse con el móvil.

El Ayuntamiento tiene preparado un presupuesto para asfaltar el aparcamiento, pero los clubes advierten de que si la Fundación Deportiva Municipal no va a realizar labores de conservación no servirá para nada.