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La vuelta de los partidos de máxima rivalidad | El reencuentro

Encuentros en la cumbre

Los dos grandes equipos asturianos volverán a enfrentarse después de más de una década sin verse y con una rivalidad salpimentada en las redes sociales

A mitad de la década de los años cincuenta del siglo pasado Asturias ocupaba una gran parte del grupo primero de Segunda división, con cinco representantes: Oviedo, Sporting, Real Avilés, Caudal Deportivo y Círculo Popular de La Felguera. Eran los años en los que Asturias era la quinta provincia española en renta per cápita; eran los tiempos en los había un derbi en cada esquina.

Ahora resulta que vuelven los derbis, que quedan limitados al encuentro entre Oviedo y Sporting, o viceversa. Por el descenso de un descabezado Sporting y por el petardazo de un Oviedo que acarició la liguilla de ascenso hasta el increíble desplome final. No hubo cruce de trenes en Villabona, al contrario de lo pronosticado por algunos malvados que soñaron con sentarse en la popular estación del centro de Asturias.

Vuelven los partidos de rivalidad, vuelve la piquilla de cada lunes y cada martes. Vuelven los recuerdos de unos partidos con los que nació el fútbol en Asturias, vuelven los partidos en los que se resume el fútbol de esta tierra. La historia está salpicada de partidos inolvidables, como aquel del cero a seis a favor del Oviedo en El Molinón, tras aplazamiento por una nevada en Gijón. O el cero a cinco del Sporting en el viejo Tartiere en el homenaje a Vicente González-Villamil, partido en el que Fernando Gomes marcó los cinco goles rojiblancos en su debut con el equipo. Eran los tiempos de rivalidad señorial.

Hubo otros partidos marcados en el recuerdo de cada casa. Por ejemplo, la victoria del Sporting en el Carlos Tartiere por uno a dos, con goles de Quini y Ferrero, que mandó a los rojiblancos a Primera y a los mejores años de su vida, y que dejó al Real Oviedo en Segunda con tardía reacción que se hizo esperar años. Cuando se produjo el reencuentro en Primera, el Real Oviedo ganaba en su casa con un golazo de Tomás que doblegaba a un Sporting que abrió una racha en la que no pudo con los derbis, casi siempre favorables a su rival. En aquel partido Felipe Miñambres, hoy director deportivo del Celta de Vigo, falló un gol en la misma línea. Tremendo fallo que dio paso a la primera gran fiesta azul en Primera.

Aquella época fue grande para el fútbol en Asturias. En la misma temporada los dos grandes equipos regionales coincidieron no sólo en Primera, sino en la Copa de la UEFA. El Oviedo se vio con el Génova, hoy desaparecido del primer plano italiano, pero entonces una potencia, y el Sporting lo hacía con el Partizán de Belgrado, en terreno neutral de Estambul por el conflicto de los Balcanes, y después, con el Steaua de Bucarest, que puso fin al ciclo europeo gijonés y asturiano. Desde entonces, sólo rivalidad en competiciones domésticas.

Los derbis se jugaban en los terrenos de juego y en LA NUEVA ESPAÑA. Este periódico, por el gran impulso de su entonces director José Manuel Vaquero, propició en aquellos tiempos un encuentro previo de los responsables de ambos clubes. Presidentes y entrenadores se reunían en un almuerzo organizado por esta casa en restaurantes neutrales situados en la zona de Pruvia. Pronto se ampliaron los comensales y acudían a los mismos alcaldes y esposas y hasta los gerentes. LA NUEVA ESPAÑA decidió con buen criterio que la sede del periódico líder en Asturias era territorio neutral y citaba en ella a los protagonistas. El intercambio de regalos cargados de intención fue una de las señas de identidad de aquellos derbis periodísticos en los que tuvieron papeles destacados Gabino de Lorenzo y Vicente Álvarez Areces, alcaldes entonces de las dos ciudades; Eugenio Prieto, presidente azul, y los presidentes rojiblancos, Eloy Calvo Capellín o Ramón Muñoz o Plácido Rodríguez Guerrero.. Aquella rivalidad gastronómica se adelantaba a la futbolística del domingo siguiente. Fueron grandes veladas. Al final de una, por cierto, Gabino de Lorenzo anunció la construcción del nuevo Carlos Tartiere.

Asturias vuelve a albergar partidos en la cumbre en una temporada que ha de servir para relanzar a los dos grandes equipos cuyo sitio histórico tiene que seguir siendo la Primera División. Ambos se encontrarán en dos jornadas, una en cada respectivo campo, para luchar por una hegemonía parcial (la real se irá viendo en la clasificación) que, sin embargo, suele provocar una íntima satisfacción en las respectivas aficiones. Oviedo y Sporting, o viceversa, vuelven a los encuentros en la cumbre, aunque esa cumbre esté en una provisional Segunda División de la que ambos quieren salir a la mayor brevedad posible. Una brevedad que pasa por la plata desde donde se salta al oro, al oro de una Primera que está en el ADN de ambos clubes.

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