Llamó a filas Rubén Rodríguez, el "speaker" del Oviedo Baloncesto, para que la afición de Pumarín se pusiera el mono de trabajo y lo diera todo en el último cuarto de un partido que el Unión Financiera llegó a perder por 14 puntos (60-74) ante el Ourense a falta de 9.36 para el final. Fran Cárdenas, Víctor Pérez, Gesk, Belemene y Barro captaron el mensaje y salieron decididos a dejarse hasta la última gota de sudor para darle la vuelta al marcador o, al menos, para que la afición ovetense no se fuera a casa decepcionada con un equipo que no había rendido a su nivel en los tres primeros cuartos. Al final hasta les sobró tiempo y la remontada se había culminado a 3.07 del final con una canasta de Víctor Pérez (81-80).

Esta victoria debe servir al equipo de Carles Marco de lección y de advertencia para el futuro. La lección es que en casa siempre van a contar con su afición, que los que están en la grada nunca se van a rendir y que jamás darán un partido por perdido mientras quede alguna esperanza. La advertencia es que no son mejores que nadie si no hacen las cosas bien, si no están intensos en defensa, si no cierran bien el rebote y no mueven el balón con criterio. En los tres primeros parciales se vio a un Unión Financiera apagado, superado por un Ourense que llegaba a Oviedo con tres derrotas.

A chispazos, defendiendo mal y con poca fluidez, el primer parcial acabó 24-23 para los locales pero con la sensación de que el partido no transcurría por donde le interesaba al equipo ovetense. El Unión Financiera debe plantear una batalla física, utilizar la potencia de Belemene y Barro para dominar el rebote, ser constantes y buscar a sus exteriores cuando la zona entre en colapso. Nada de eso se estaba viendo.

Las cosas no hicieron más que empeorar en los dos siguientes parciales, sobre todo en un tercer cuarto en el que el equipo desapareció. Ourense, espoleado por un Regi Johnson estelar (sumó 28 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias), se estaba mereciendo la victoria y fue poco a poco construyendo una ventaja en el marcador que llegó a ser de 14 puntos ya comenzado el último asalto.

Pero el rostro de los cinco protagonistas del equipo local había cambiado. Salió a relucir el orgullo de jugadores como Cárdenas y Víctor Pérez, que van sobrados de casta y que saben perfectamente hasta donde se puede llegar teniendo Pumarín a favor. También lo sabe un Barro que se partió literalmente la cara (tuvo que ser trasladado al hospital con un fuerte golpe en el rostro cuando restaba alrededor de un minutos para el final) en cada acción. Belemene y Gesk se contagiaron y todos juntos convirtieron el último cuarto en auténtica pesadilla para un Ourense que veía como el buen trabajo que habían realizado en los treinta primeros minutos de juego se esfumaba.

La acción que resume a la perfección lo que estaba sucediendo en el parqué es la que acabó con un triple de Fran Cárdenas a falta de 6.48 (68-74). Los tres puntos llegaron después de tres intentos fallidos (dos de Cárdenas y uno de Víctor) y tres rebotes ofensivos. Ourense no sabía como cerrar la sangría, como igualar la intensidad de un rival que le estaba desbordando. Todo ello en un ambiente de excepción, con una grada que se sentía parte de lo que estaban haciendo sus jugadores dentro de la pista.

Gesk, un jugador que está creciendo día a día y que demuestra ser un tirador excepcional y mucho más que eso, puso también inteligencia y talento para anotar un par de canastas capitales. La última de ellas dejaba al Oviedo Baloncesto a dos puntos (77-79). Dos tiros libres de Cárdenas ponía el empate (79-79) y otros dos de Víctor (81-80) establecían una ventaja local que creció hasta desarmar por completó a un Ourense que ayer se dio de bruces con el efecto Pumarín.