A comienzos de semana seguían los ecos de la segunda victoria de la selección española de baloncesto en la primera fase de la caótica clasificación para el Mundial de 2019. Fue una muestra de orgullo de unos jugadores que, en condiciones normales, nunca hubiesen tenido la oportunidad de jugar en uno de los mejores equipos del mundo. La mezcla de veteranos respetuosos con su profesión (Vázquez, Vidal, Oliver) y de jóvenes con ganas de comerse el mundo dio como resultado un grupo capaz de derrotar a la actual campeona de Europa, Eslovenia, que notó menos los efectos de las "ventanas". Y, sobre todo, habla muy bien del trabajo de Sergio Scariolo, un técnico capaz de hacerlo bien con las figuras de la NBA y con estos héroes anónimos.