Josu Uribe no pudo comenzar su andadura como entrenador del Caudal Deportivo con victoria, pero sí lo hizo mostrando las señas de identidad que pretende inculcar al cuadro mierense para intentar el reto de la permanencia. El conjunto blanquinegro no pudo pasar del empate a un tanto ante un rival directo como es el Vitoria, pero se vio a un Caudal ambicioso al que le faltó físico en la segunda parte para aguantar el 1-0 con el que se adelantó en la primera, pero que convenció a un afición mierense que vio a un equipo peleón y ambicioso.

Con apenas cinco entrenamientos al frente del Caudal, Uribe ya dejó claro lo que quería que no era otra cosa que pelea y ambición y advirtió de que "el que no de la vida por el Caudal no va a jugar". Esa era la premisa principal del técnico y en su primer encuentro se vio que el trabajo y la pelea son innegociables. El Caudal de ayer fue un equipo agresivo, presionante, vertical, pero, sobre todo, competitivo. Eso fue lo que se vio en el mejor primer tiempo de la temporada en el Hermanos Antuña, aunque a los blanquinegros les faltó gasolina para aguantar este ritmo en una segunda parte donde se desfondaron. El Vitoria, filial del Eibar de Primera División, lo aprovechó para empatar el duelo en su único disparo sobre la meta de Rabanillo.

Uribe presentó un once con novedades. La principal fue el esquema, un 4-4-2 donde Borja Navarro y Camochu jugaron juntos en el ataque en un equipo que saltó al sintético del Antuña ambicioso y con la mentalidad de presionar muy arriba y tratando de ganar cada disputa. El Caudal fue superior a un conjunto vitoriano que sólo podía defenderse sacándose el balón de encima. Uribe apostó por ese doble "9" y por Javi Sánchez e Iker Alegre en los costados para abastecerles, además de por Adrián Llano y Borja Prieto sujetando la medular.

El Caudal dominó el primer acto a base de empuje y de casta ante el deleite de una afición blanquinegra ansiosa de lucha y de pasión. Fue un dominio un tanto estéril pues apenas fueron capaces de crear peligro salvo un remate lejano de Iker Alegre que detuvo sin problemas Quique Cebria. Hasta el minuto 35 cuando llegó el tanto mierense. Armando Invernón sacó una falta lateral hacia el segundo palo donde Adrián Llano prolongó el balón hacia el primero hasta que Cristian recogió el esférico, en la línea de fondo, haciendo el 1-0 en una posición muy escorada.

El Caudal llegaba al descanso en ventaja, pero el decorado cambió en la reanudación. El Vitoria dio un paso adelante y los mierenses se quedaron sin fuerzas. La presión llegaba tarde y los de Igor Gordobil podían jugar más sueltos. Además Borja Navarro se lesionó en el minuto 60 dejando a Uribe sin su planteamiento de base de jugar con dos puntas. Dio entrada a Thaylor para buscar las contras gracias a su velocidad, pero el Caudal no era capaz de mantener el balón y el dominio era visitante.

Fruto de este dominio llegó una jugada desgraciada pues en el minuto 65 Ribeiro empató en un remate que golpeó en un jugador desviando la trayectoria hasta entrar en la meta de Rabanillo. Era el único acercamiento de los visitantes y lograban un empate que dejó tocado al Caudal. Los mierenses se quedaron tocados e intentaron hacer el segundo pero ya no quedaban fuerzas.