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P. H. negativo

Los síntomas del Sporting aconsejan que Herrera dé un paso al lado y ponga fin a la agonía

Después del partido frente al Zaragoza, dentro de la gravedad, el Sporting daba síntomas de vida. Los jugadores salieron con toda la intensidad del mundo y corrieron sin parar. Incluso demasiado porque tanto entusiasmo iba en contra del orden y la serenidad. Pero al menos aquello pareció un signo de apoyo a Paco Herrera, ya seriamente cuestionado. Cinco días después, aunque se repitiera el resultado, las sensaciones fueron totalmente negativas. En Barcelona el Sporting no tuvo fútbol y, al menos en el primer tiempo, tampoco orgullo y amor propio. No defendieron como debían a un entrenador que, al menos públicamente, les ha protegido incluso más allá de lo que muchos merecen. Así que, aunque numéricamente el Sporting está a tiempo de todo, la impresión es que el ciclo de P. H. en el banquillo se ha cerrado precipitadamente. Como la relación entre Paco Herrera y Miguel Torrecilla va más allá de lo profesional, la única solución es un paso al costado del entrenador. Herrera hasta ahora no ha engañado a nadie y ha reconocido abiertamente que éste no es el Sporting que se suponía por historia y presupuesto. Lo mejor es que ahora no se engañe a sí mismo y ponga fin a la agonía.

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