En Barcelona era Messi. En Munich, la tremenda superioridad del Bayern en la Bundesliga. ¿Qué inventarán ahora los guardiolófobos para menospreciar la impresionante temporada de Pep Guardiola al frente del Manchester City en la Liga más competitiva de Europa? Porque, a falta de una jornada para acabar la primera vuelta, el equipo de Guardiola es líder indiscutible y el sábado sumó su decimosexta victoria consecutiva, récord de la centenaria competición. Y lo ha conseguido, además, con su sello personal, con un fútbol espectacular (56 goles a favor, 17 más que el segundo) al que ha añadido en su segunda temporada la solidez defensiva que le faltó en su estreno (12 goles en contra, los mismos que el Liverpool, los menos batidos). Así que, salvo catástrofe, Pep Guardiola también ha pasado el corte inglés, el de un torneo en el que nadie regala nada y que ha devorado a tantos grandes entrenadores. Ahora le queda la reválida de la Liga de Campeones. Tras las dos Champions conseguidas con el Barcelona, el reto de Guardiola es llevar a lo más alto en Europa a un club sin excesiva tradición continental. Entre tanto, los inventores del fútbol disfrutan cada semana del City de Pep.
