La exhibición que ofreció el Unión Financiera a su público en la contundente victoria que logró ayer ante el Palma es el mejor regalo de Navidad que le podía hacer a su fiel afición en Pumarín. Una buena forma también de decirles alto y claro a sus rivales de la LEB Oro que esta temporada el Oviedo vuelve a soñar fuerte y que no renuncia a nada.

La tercera victoria seguida y la cuarta consecutiva en casa que lograron los de Carles Marco ayer fue además la más clara y contundente de la temporada. Es justo reconocer también que el rival, el Iberostar Palma, no tuvo su mejor día y fue incapaz desde los primeros compases del encuentro de contrarrestar el físico y la energía de un Unión Financiera que sigue creciendo partido a partido. Ocho y once puntos concedieron los ovetenses en el primer y el segundo cuarto a un equipo balear que estuvo muy lejos del nivel que puede ofrecer una plantilla que al menos debe ser competitiva en la LEB Oro.

En esa primera mitad hay que destacar también la maravillosa actuación de Mouhamed Barro. Es de resaltar la importancia que tiene en el equipo ovetense este jugador, un luchador que se entrega por cada rebote y que trabaja duro por mejorar sus puntos débiles, como el lanzamiento de tiros libres. En los dos primeros cuartos sumó 26 de valoración, con 15 puntos y 10 rebotes. Los tres tiros libres de los que dispuso en esa primera mitad los anotó y el partido lo acabó siendo vitoreado por una afición que le adora.

A la fiesta se acabó sumando todo el mundo. Un Fabio Santana que pudo sacar toda su magia, un Belemene que volvió a demostrar que tiene recursos para entrar a canasta y para anotar desde fuera, y, por supuesto, un Víctor Pérez que sigue a lo suyo, siendo el líder y un jugador indispensable para Carles Marco. También Cárdenas tuvo ocasión de dejar detalles de su capacidad para llevar al equipo con solvencia y para anotar. Pero es que todos pudieron participar de una fiesta de las que pocas veces se viven en Pumarín, una cancha poco acostumbrada a ver ganar a su equipo sin al menos un poco de emoción y sufrimiento. Ayer el pabellón empezó a hacer la ola en el tercer cuarto, con un Palma ya completamente entregado. Si es que alguna vez no lo estuvo.

Toda la segunda parte se jugó con poca intensidad, ya con el partido resuelto. Una buena ocasión para que jugadores como Karadhozic, al que le está costando alcanzar su nivel, sumaran minutos en pista y para que la afición disfrutara de ver en pista a un canterano, Alonso Meana.