Víctor González cumplió ayer en Pyeoncgchang (Corea del Suro) una promesa que le hizo hace algo más de tres años a su madre y a su hermana en la cama de un hospital de Barcelona. Entonces, este ovetense de 47 inviernos, "Vic" para los amigos, sufrió un accidente esquiando que a punto estuvo de dejarle en silla de ruedas. Se estrelló contra un muro de nieve y se rompió dos vértebras. En aquellos fatídicos días de febrero de 2015, su recuperación era improbable. Pero a base de sacrificio salió de aquello y en la madrugada del lunes, en la otra parte del mundo, se convirtió en el primer deportista asturiano en participar en unos Juegos Paralímpicos de invierno. Su resultado, décimo tercero en la prueba de snowboard, es lo de menos. Vic había hecho historia. Había cumplido su promesa.

"Es un fin de etapa. Todo empezó en una cama de un hospital y cuando acaben estos Juegos esto se acabará con las mismas personas con las que empezó todo, mi madre y mi hermana", comentó el ovetense después de cruzar la meta, según recogieron ayer algunos medios especializados. "Me siento muy contento de poder haber cumplido mi promesa. Ya lo puedo decir, soy deportista paralímpico y he cumplido mi promesa", añadió.

"Vic" no consiguió acceder a cuartos de final tras caer en octavos ante el americano Mark Mann, pero él, que todavía le queda participar en otras pruebas, como la de "banked slalom", se da por satisfecho. "Estoy aliviado porque, sobre todo, no me he lesionado. Ha habido muchos estos días y para mí ha sido una satisfacción", añadió. "El snowboard me lo quitó todo y ahora me lo ha vuelto a dar todo. Es de esos días en que siento que me ha devuelto mucho más de lo que me ha quitado", concluyó.