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Una semana de pasada

Lydia Valentín crea escuela

Del mismo perfil de Raúl Entrerríos es Lydia Valentín, una deportista que no se cansa de ganar, que nunca tiene suficiente. Y, lo que es más importante, con su ejemplo ha conseguido que la halterofilia española dé un tremendo salto de calidad. Se notó la pasada semana en el Campeonato de Europa, que acabó con un balance inesperado para la delegación española: trece podios, lo que la situó en el tercer puesto del medallero. Por circunstancias, por caer en un deporte en el que ha habido barra libre para los tramposos hasta no hace mucho, el palmarés de Lydia Valentín ha tardado en lucir a la altura de su calidad. Sin rival en Europa desde hace cuatro años, los avances en los controles antidopaje le han permitido recibir en su casa de Ponferrada las medallas olímpicas que le birlaron rivales que jugaron sucio: oro en Londres-2012 y plata en Pekín-2008, que se suman al bronce que sí se trajo de Río de Janeiro. A rebufo de Valentín, en el Europeo de Bucarest han asomado la cabeza varios levantadores españoles, que permiten mirar con optimismo la cita olímpica de dentro de dos años en Tokio. Nombres como los de Josué Brachi (tres medallas, dos de oro y una de bronce), Andrés Mata (tres medallas, una de plata y dos de bronce), David Sánchez (dos medallas, ambas de bronce), Irene Martínez (una medalla, de bronce) y Alberto Hernández (una medalla, de bronce) pueden conseguir que la halterofilia española deje de ser en exclusiva de Valentín.

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