Julio Ampudia Prieto, popular y veterano pescador de la zona del Oriente de Asturias, falleció en su domicilio de Collera (Ribadesella), a punto de cumplir 82 años. El veterano ribereño, natural del Llanu de Margolles, estaba casado con María Teresa Pendás Sánchez, con la que tuvo dos hijos. Uno de ellos, Julio, ya fallecido. El otro, Tomás, heredó su afición y, por cierto, ayudó a sacar el campanu del Sella de la actual temporada.

Julio Ampudia fue objeto de un cálido homenaje el año pasado en el marco del puente “romano”, durante la Fiesta del Pescador, organizada por la sociedad “El Esmerillón”, junto con el Ayuntamiento, en el que se le entregó el galardón “Personaje Ejemplar-2017”, enmarcado en el Memorial Manuel Martínez “El Gordo”. Le entregó el premio Antón Caldevila, presidente de “El Esmerillón”, quien lo definió como “uno de los mejores pescadores del Sella». Desde que empezó a pescar hace casi 70 años, Ampudia logró echar a tierra más de mil salmones, entre ellos del campanu del Sella de 2008, por el que le pagaron 6.000 euros.

Durante el homenaje, según contaba LA NUEVA ESPAÑA, se narraron numerosas anécdotas. Entre ellas salió a relucir el palo de avellano con el correspondiente gancho en el que marcaba cada uno de los ejemplares de una misma campaña. "En un año, a principios de los 80, tenía setenta y pico marcas", recordaba su hijo Tomás. Eso sí, tiene grabada en su memoria, entre ese largo millar de capturas -comenzó a practicar esa actividad con apenas 13 o 14 años-, sus dos salmones de mayor peso, uno de 11 kilos y otro de 11,250. En otra ocasión, teniendo de "socio" de pesca a Ángel García Cibrián, más conocido por "Angelín, el Molineru", Julio Ampudia tenía prendido un salmón en el pozo de La Requexada, en el Sella, y solicitó ayuda de su compañero sacarlo con el tradicional gancho. Por detrás venían, junto al que había sido engañado a cebo, otros dos salmones con él. Lo curioso es que "en lugar de echarle el gancho al salmón que yo tenía, lo echó sin más a otro de los salmones que por allí estaban. Angelín sacó uno y yo, lógicamente, otro, el que me había picado", dijo el octogenario.

Dentro de unos días se va a cumplir un año del desastre ecológio del río Cares, cuando volcó un cambión cisterna y derramó 30.000 litros de combustible a sus aguas, muriendo el conductor. Al día siguiente, tres pescadores, Julio Ampudia y dos Collado, Javier y Pablo, junto a otro Collado más, Jorge, actuando como "secretario", sacaban a tierra dos salmones en el coto Monejo, situado unos 150 aguas abajo de la confluencia del Cares y el Deva, en Peñamellera Baja, donde aún se observaban restos de gasóleo y gasolina. Julio Ampudia capturó un ejemplar sobre la una de la tarde. Era el primero de esta temporada para el cangués de Margolles y el último de su vida. Sus restos mortales reposan en el tanatorio de Ribadesella y el viernes se celebra el funeral por su eterno descanso.