Madrid, Europa Press

El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, afirmó ayer que la deducción de 400 euros en el Impuesto de la Renta para las Personas Físicas (IRPF) para asalariados y pensionistas agota «prácticamente» el margen de maniobra del Gobierno para tomar medidas discrecionales de cara a la desaceleración económica.

Durante su intervención en el Foro Nueva Economía, Solbes explicó que la función del Ejecutivo ante el ajuste económico se centrará en «dejar actuar a los estabilizadores automáticos sin tomar medidas restrictivas» y en realizar un «adecuado» control de las políticas de gasto. No obstante, señaló que, una vez superado el período de desaceleración que atraviesa la economía, el Gobierno retornará a los niveles de gasto estructural previstos. Solbes hizo un repaso al resto de iniciativas que ya ha puesto en marcha el Ejecutivo para afrontar el ajuste económico, como el plan de recolocación de parados, la ampliación gratuita de las hipotecas o la línea de avales del ICO para apoyar la financiación de Viviendas de Protección Oficial.

En cuanto a la posibilidad de ampliar la dotación de 5.000 millones de euros de estos avales, Solbes señaló que la cifra «puede ser diferente» si el Gobierno lo considera pertinente, puesto que, a su parecer, «puede tener sentido seguir profundizando en este tema en función de las necesidades del futuro». Según Solbes, éstas son las vías por las que el Gobierno «puede echar una mano» al sector inmobiliario español, ya que existen otros elementos «más complejos» que el Ejecutivo no puede resolver.

Para el vicepresidente económico, el ajuste del sector de la construcción residencial era «necesario» porque, según indicó, «no era normal que en España se construyera lo mismo que en Francia, Alemania e Italia juntas», razón por la que insistió, de nuevo, en la necesidad de retornar a «ritmos más convergentes» cercanos a las 400.000 o 500.000 viviendas al año.

Así, resaltó la necesidad de alcanzar niveles de actividad «más sostenibles en el tiempo», aunque advirtió que un ajuste excesivo del sector podría suponer nuevos problemas para España. El ministro de Economía reconoció que tanto la desaceleración de la construcción como el ajuste económico global se están produciendo de una forma «más abrupta» de lo «previsible y deseable», lo que, según Solbes, se ha traducido en el entorno exterior «más complicado» de los últimos diez o quince años para la economía española.

No obstante, destacó, una vez más, la «fortaleza» de la economía española para hacer frente a la desaceleración, al contar con un sistema financiero «robusto y solvente», capaz de asumir el repunte de la morosidad y de hacer frente a una etapa de menor crecimiento.

Asimismo, se refirió a la riqueza productiva de la economía española, a la elevada aunque mejorable flexibilidad del mercado de trabajo y a una clase empresarial «prodigiosa» que, a su parecer, puede facilitar inversiones y empleo en otros sectores no relacionados con la construcción.

En esta misma línea, destacó también la buena salud de las cuentas públicas del Estado, que han registrado superávit en los últimos cuatro años, aunque advirtió de que en épocas de dificultades, el paso al déficit es «relativamente fácil». En este sentido, reconoció que la caída de la actividad supondrá cierta reducción de los ingresos del Estado y cierto repunte del gasto, aunque consideró que estas circunstancias no deberían suponer una preocupación por el cierre de 2008. «Mi objetivo deseable es finalizar con un ligero superávit», señaló.

Por todo, consideró que España dispone de un «colchón importante» que le otorga cierto margen para absorber los efectos de la desaceleración económica sin la necesidad de desarrollar medidas restrictivas en el ámbito presupuestario.

Solbes aseguró que «si se hace bien lo que se tiene que hacer», la recuperación de la economía española estará «relativamente cerca».