Viene de la página anterior

-En realidad, el giro de la política económica del Gobierno, con la retirada gradual de estímulos y el anuncio de subidas de impuestos, se produjo en septiembre de 2009. ¿Por qué, si aún no había estallado la crisis griega?

-Decidimos entonces la subida de impuestos con efecto al 1 de enero de 2010 (el IVA, el 1 de julio) para mandar mensajes de consolidación fiscal y de compromiso con la contención del déficit. Para 2010 anunciamos un recorte de 8.000 millones respecto a 2009. Luego, en el plan de estabilidad y crecimiento, establecimos el compromiso de bajar el déficit del 11,2% a, 9,8% en 2010 y al 7,5% en 2011. Ahora lo que acabamos de hacer es revisarlo y comprometernos a bajar el déficit al 9,3% en 2010 y al 6% en 2011.

-¿No está generando mucha incomprensión este recorte?

-No estoy seguro. Las medidas son de impacto, incluso duras. Pero al mismo tiempo son eficaces y logran el objetivo de dejar claro nuestro compromiso de austeridad.

-¿No hay demasiada gente en el Ejecutivo hablando de economía y esto distorsiona el mensaje y la estrategia del Gobierno?

-No lo sé.

-Unos dicen que van a subir impuestos y otros que no.

-Ahora toca hablar de austeridad.

-La izquierda les afea que hayan optado por recortes sociales en vez de restablecer impuestos que ustedes suprimieron, como el de patrimonio y el de sucesiones.

-Ahora toca austeridad. Recortar 5.000 millones de gasto este año y 10.000 el próximo. Son medidas dolorosas e importantes, pero responsables. Ningún pensionista va a cobrar menos de lo que ahora esté cobrando, y algunos (beneficiarios de pensiones mínimas y no contributivas) cobrarán más. En el caso de los funcionarios, el ajuste es importante (reducción salarial del 5% de media), pero se produce en un contexto de inflación y tipos de interés bajos, por lo que el efecto no es tan acusado como en otros períodos. Por ejemplo, cuando en 1994 se congelaron los salarios públicos, la inflación era de dos dígitos, por lo que aquel esfuerzo que se les pidió fue mucho mayor. Ahora es un recorte del 5% pero con una inflación del 1,5%. Es un esfuerzo exigente, pero no desproporcionado.

-Hay quien dice que la medida es acertada pero que llega dos años tarde. Pero haber hecho este ajuste público en pleno desplome de la economía y del sector privado, ¿no hubiera agrandado aún más la recesión?

-El PIB español cayó un 3,6% en 2009. Fue una caída importante, aunque menor que las de otros países. Pese a ese impacto, la renta disponible de las familias subió. Esto se explica porque el sector público sostuvo y contribuyó a aliviar la situación. Teníamos la ventaja de que partíamos con superávit fiscal y una deuda pública baja. Si no se hubiera utilizado el gasto como se hizo, el ciclo hubiese sido más profundo.

-Sin embargo, sí parece que algunos estímulos fiscales fueron poco eficaces.

-La diferencia entre opinar y tomar decisiones es que las decisiones hay que tomarlas en tiempo real y sólo ves el resultado «a posteriori».

-¿El acusado endeudamiento privado español está contribuyendo a retardar la salida de la crisis?

-El endeudamiento privado es alto y esto es lo que está motivando ahora un aumento de la tasa de ahorro, que a su vez resta capacidad de consumo. Aunque en parte está retardando la salida, la mayor tasa de ahorro forma parte del ajuste y, por lo tanto, de la solución, porque está permitiendo reducir el endeudamiento de empresas y familias.

-Cuando Standard & Poor's redujo en abril el «rating» de la deuda pública española lo atribuyó en buena medida al alto endeudamiento privado. ¿Temen nuevos recortes de calificación crediticia?

-Miedo no. Las agencias de «rating» trabajan a su manera. Las preocupa la solvencia de la deuda pública. Pero ya hemos tomado medidas de compromiso con la solvencia. No hay razones para temer más recortes del «rating».

-¿Es exagerada la analogía entre Grecia y España?

-Debemos superarla. Es una comparación burda y fácil. Grecia está en un programa de ajuste y tiene que resolver sus problemas.

-¿Por qué España sale más tarde de la recesión?

-España entró también más tarde y la situación de la economía española es distinta. Debido al «boom» inmobiliario, España ha acumulado una sobrecapacidad en el sector. Llegamos a iniciar 700.000 viviendas anuales en 2007 (en 2009 se bajó, por la crisis, a algo más de 110.000) y lo lógico es que un país de nuestro tamaño se mueva en unas necesidades de vivienda nueva de entre 300.000 y 350.000 unidades. Por lo tanto, el sector, que ha estado aportando el 9% del PIB español, debe bajar al 4%. Esto significa que España tiene que reasignar recursos para hacer otras cosas que aporten 4 o 5 puntos de PIB. En otros países no tienen que hacer este esfuerzo.

-;La mayor destrucción de empleo en España no tiene mucha más relación con la especificidad de la estructura productiva española y su especialización sectorial que con la regulación del mercado laboral?

-Los dos componentes son importantes. Tenemos una estructura con actividades cíclicas e intensivas en mano de obra (preponderancia de la construcción, del turismo, que es muy estacional, etcétera), pero a medida que cambie la estructura, eso se corregirá. Pero también es verdad que tenemos una tasa de paro estructural más alta y tenemos más dualidad, lo que genera ineficiencia laboral y social.

-Se dice que hay que combatir la dualidad (trabajadores fijos muy protegidos y eventuales muy desamparados), pero la propuesta del contrato único del «Grupo de los cien», al que usted pertenece, en tanto que no propone una reforma retroactiva, tampoco suprime la dualidad, sólo la alivia.

-La reforma que se propugna es la que se está debatiendo entre los agentes sociales y en un marco de consenso. La idea no es tanto la retroactividad como trabajar para el futuro. El 35% de nuestra población laboral oscila entre el paro y la temporalidad y para ellos la reforma puede ser claramente positiva.

-¿Pero es posible abordar al mismo tiempo, como pretende el Gobierno, el relanzamiento de la actividad, la contención del déficit, la reforma laboral, la reforma financiera, la reforma de las pensiones y, a la vez, la reforma de la estructura productiva del país? ¿No es esto titánico?

-Puede ser muy titánico, pero no hay que pensar que cada cosa es condición para todo, sino que debemos trabajar en todo, con una estrategia a medio y largo plazo. Cuanto más avancemos en todo ello, mejor evolucionaremos.

Pasa a la página siguiente

«Si no se hubiera utilizado el gasto público como se hizo, el ciclo recesivo hubiera sido más profundo»

«No hay razones para temer más recortes de la calificación crediticia de España»

«La tarea puede ser titánica, pero cuanto más avancemos en las reformas, mejor evolucionaremos»