Oviedo, J. C.

En octubre de 1919 el gran economista Joseph Alois Schumpeter (1883-1950) cesó como ministro de Hacienda austriaco, apenas seis meses después de haber sido fichado para guiar la recuperación del país en la posguerra. Su efímero paso por aquel gobierno -una coalición entre socialistas y católicos conservadores- es a menudo citado como paradigma de lo complejo que puede resultar encajar en la gestión de los asuntos públicos a quienes, en el ámbito docente o de la investigación, sobresalen como miembros de la élite del conocimiento económico. El salto de la cátedra a la acción suele ser difícil. Cataluña se ha convertido últimamente en nuevo campo de pruebas con el caso de Andreu Mas-Colell.

La designación del economista Mas-Colell (Barcelona, 1944) como consejero de Economía y Conocimiento de la Generalitat de Catalunya, en el nuevo Gobierno de CiU, ha sido bien recibida por los economistas. Xavier Sala i Martín, premio Fundación Banco Herrero, acaba de escribir que Artur Mas, el presidente catalán, «ha dado en la diana al dar las riendas de nuestra economía a un gigante». El asturiano Juan Vázquez, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, ex rector y ex presidente de la Conferencia de Rectores de la Universidad Española (CRUE), sostuvo en el mismo sentido que Mas ha sido «capaz de hacer un Gobierno de los mejores al incorporar a personas de esta categoría». «Así sí merece la pena asumir el riesgo de equivocarse porque hay posibilidades de acierto», opinó. «El riesgo de equivocarse», alega, «es asumible cuando tienes una alta probabilidad de acierto. En otros casos sabes que te equivocarías siempre».

Mas-Colell, formado en las Facultad de Ciencias Económicas de Barcelona y de Valladolid, se doctoró en 1972 en la Universidad de Minnesota becado por la Fundación Juan March. Tras impartir docencia en la Universidad de California en Berkeley (1972-1981) y en la Harvard University (1981-1995), regresó a Barcelona para incorporarse a la Universidad Pompeu Fabra.

Para Sala i Martín, Mas-Colell, a quien califica como «una de las personas más inteligentes, sinceras y cordiales» que conoce, «tiene una grandísima amplitud de miras», por su propia formación y también por haber sido catedrático de Economía «en la mejor Universidad del mundo durante 25 años», lo que le permite, asegura, pensar «en grande, en universal, en profundo».

Vázquez coincide en esa perspectiva pero apostilla que el nuevo consejero catalán tiene el valor adicional de quien «reúne un gran sentido común con una gran capacitación técnica». En ocasiones, asevera, «los que se van fuera» a formarse «ganan en capacidad técnica pero pierden sentido común. Él no. Lo tiene y mucho».

El ex rector asturiano afirma que Mas-Colell ha puesto de manifiesto ese sentido común en todas sus actividades «y lo ha puesto al servicio del mundo académico, donde tiene una reputación irreprochable, y de la vida pública, entre otros ámbitos, y ha sido capaz de pasar de la reflexión y la teoría a la gestión».

Su condición de experto de gran prestigio en microeconomía (es coautor de un manual de esta especialidad, que data de 1995, y que ha sido un gran éxito) lo avala especialmente, según Sala, para afrontar la situación económica catalana en las actuales circunstancias. Su argumento es que Cataluña carece de instrumentos macroeconómicos para operar frente a la crisis (no tiene en su mano la política monetaria y los déficit español y catalán limitan su política fiscal), por lo que la única gestión posible desde el ámbito autonómico para favorecer el relanzamiento de la actividad es, asegura, la microeconomía, donde el nuevo consejero puede hacer, entiende, una gran aportación: «La salida de la crisis», escribió Sala i Martín en «La Vanguardia», «pasa por entender cómo se alteran los incentivos de empresarios, innovadores, creadores, trabajadores, banqueros, consumidores, educadores, investigadores y gobernantes, y establecer las políticas que les liberen de las perversas cadenas que ahora les impiden producir más y mejor».

«Estamos en buenas manos», según Sala, «porque el nuevo conseller no sólo es el mejor microeconomista del mundo, sino que es autor del libro de microeconomía más vendido de todos los tiempos».

Según Vázquez, como consejero de Universidades en el último Gobierno de CiU, bajo la presidencia de Jordi Pujol (2000-2003), Mas-Colell «ya hizo cosas muy importantes por las universidades catalanas y constituyó la Pompeu Fabra y la Barcelona School como centros de investigación de referencia, abriéndolos a la élite del conocimiento en el extranjero».

A criterio del ex presidente de la CRUE, «la huella que ha ido dejando en la gestión pública ha sentado las bases para el despegue de las universidades catalanas, que son las que de verdad han descollado y las que en el futuro irán claramente por delante. No ha sido mérito exclusivamente suyo, pero sí en buena medida».

Sala i Martín está conforme con este análisis: además de su «dilatado currículum de publicaciones académicas», Mas-Colell tiene, asevera, el mérito de «su brillante gestión de la Consellería d'Universitats durante el último Gobierno de Pujol». «Andreu», precisa, «introdujo el Icrea, un programa que, saltándose (legalmente) la normativa burocrática española consiguió atraer a los mejores científicos a las universidades catalanas. Que el Icrea fue un éxito rotundo lo demuestra el hecho de que está siendo copiado en todas partes y de que, al salir del Govern, Andreu fuera llamado a presidir el European Research Council en Bruselas».

Juan Vázquez, que coincidió con Mas-Colell en varios momentos (uno de ellos cuando el primero presidía la CRUE y el segundo era el comisionado de las universidades catalanas), atribuye también al «reconocimiento de su valía» en la gestión de las universidades como consejero en el Ejecutivo de Pujol, lo que «le valió su designación como dirigente del European Research Council, una responsabilidad muy poco conocida en España pero de gran trascendencia y relevancia». Se trata, según Vázquez, de «un puesto estratégico en la dirección de las investigaciones europeas». Ahora, Mas-Colell ha renunciado a este cargo para incorporarse al equipo de Artur Mas.

Y ahí Vázquez cree que la designación ha sido un acierto, y más, argumenta, cuando en su cartera se han aunado economía, investigación y universidad, tres áreas en las que Mas-Colell ha destacado de forma relevante. A juicio de Vázquez, Mas-Colell es «un gran investigador y un estupendo gestor de la investigación; ha sabido pasar de la investigación y el pensamiento a la acción, y es un economista relevante. Se trata de la persona idónea por su solvencia y solidez, con independencia de que acabe teniendo éxito o no».

Para Sala, «al ser el conseller de Economía el que formula los presupuestos, él es el encargado de autorizar o desautorizar el gasto de todas las demás conselleríes. Y aquí es donde la autoridad intelectual y el respeto que todos los consellers tienen por Andreu Mas-Colell puede ser importante» para «facilitar la gestión de la austeridad».

«Andreu es reconocido como uno de los economistas más sólidos del país y pionero en su proyección internacional», corrobora Juan Vázquez. Y apostilla: «Durante dos décadas hizo de puente entre los economistas españoles y las universidades norteamericanas. Hizo una labor callada y eficaz introduciendo a jóvenes economistas españoles en los mejores centros universitarios de EE UU». Por el de Harvard, donde enseñaron Schumpeter y Mas-Colell, pasó para doctorarse el asturiano José Manuel Campa (Oviedo, 1964), considerado uno de los mejores economistas europeos de su generación y desde mayo de 2009 secretario de Estado de Economía en el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. El suyo es otro caso de un erudito español que ha dado el salto a la gestión pública con motivo de la Gran Recesión.