Oviedo, Marián MARTÍNEZ

Arcelor-Mittal está dispuesta a aplicar la ampliación de la jornada laboral y la rebaja salarial en el plazo de 10 días, con independencia de que continúe el proceso de mediación y arbitraje que establece la nueva reforma laboral. Según transmitió ayer la dirección de la compañía a los sindicatos, la jornada laboral aumentará en 96 horas al año (12 días) y los sueldos volverán a las tablas salariales de enero de 2009, lo que supondrá una rebaja aproximada de entre el 11 y el 12%, según los cálculos preliminares de los sindicatos. El objetivo, según la empresa, es reducir los costes laborales para competir en nuevos mercados. Por si esto fuera poco, la compañía amenazó ayer con no arrancar el recién remodelado horno alto de Gijón mientras no haya acuerdo para aplicar sus medidas.

En una tensa reunión, que se prolongó durante unas dos horas, la dirección en España de Arcelor-Mittal entregó ayer a los sindicatos la documentación de las condiciones objetivas para solicitar el «descuelgue», según establece la legislación. Las partes se volverán a reunir esta mañana para aclarar las dudas que puedan surgir e incluso en un nuevo intento de negociación.

La compañía explicó ayer que considera ya superada la primera fase de negociación para el «descuelgue», que se paralizó para intentar un acuerdo sobre el siguiente acuerdo marco y que acabó en fracaso. Por tanto, ahora se abre un plazo de una semana en un nuevo intento de acuerdo que, de no prosperar, supondrá la búsqueda de un mediador o de un árbitro independiente, que tendrá un nuevo período de 15 días para intentar el pacto. Si también fracasara este intento, entonces las partes pueden recurrir a la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, que deberá resolver antes de 25 días. A partir de ahí, sólo cabrá recurso, en principio, ante los tribunales.

Este proceso, en todo caso, también está siendo analizado por los gabinetes jurídicos de los sindicatos, puesto que Arcelor-Mittal es la primera multinacional con plantas en distintas comunidades autónomas que se va a acoger al «descuelgue» del convenio colectivo.

Pero la compañía ya dejó claros los pasos a seguir y que, con independencia de la evolución del proceso mediador, la nueva reforma laboral le permite aplicar las condiciones laborales y salariales se consiga o no un acuerdo en el plazo de una semana.

La empresa ha insistido en que su objetivo último es asegurar la competitividad de las instalaciones siderúrgicas españolas, cuya situación es especialmente delicada por el colapso del sector de la construcción y la caída del consumo privado.

El consejero de Economía y Empleo, Graciano Torre, exigió ayer a la dirección de Arcelor-Mittal y a los sindicatos que sigan negociando para asegurar el futuro y competitividad de las instalaciones asturianas.

Y los sindicatos coincidieron ayer en que están dispuestos a negociar hasta la saciedad, a la vez que hicieron una llamada a la responsabilidad.

Alberto Villalta, secretario general de UGT en la planta de Veriña (Gijón), aseguró que, al menos desde la organización a la que pertenece, «vamos a quemar todos los cartuchos que tengamos». También criticó la postura amenazante de la empresa respecto al arranque del horno alto, que la compañía había desligado de la negociación sobre las condiciones laborales. «Ahora vuelve a utilizarlo. Nosotros entendemos que esa decisión debe responder a una estrategia industrial, y no utilizarla como moneda de cambio. No lo tenemos en cuenta», afirmó.

En este sentido, se expresó en términos similares Ángel Díaz, secretario general de CC OO en la planta asturiana. «Arrancar el horno es una decisión industrial y no vamos a tener en cuenta esa amenaza», aseguró. Y añadió que aplicar las tablas salariales de hace cuatro años puede suponer para algunos trabajadores descensos de hasta el 15%».

Pedro Cancio, secretario general de USO en la planta de Asturias, apeló a que «todo el mundo trabaje para que lleguemos a un acuerdo en los próximos días, porque estamos en una situación muy peligrosa para Asturias: están en riesgo miles de puestos de trabajo directos e indirectos, y ese aspecto no podemos olvidarlo en ningún momento».

La agencia de calificación de riesgos Moody's rebajó ayer la deuda del gigante siderúrgico Arcelor-Mittal al «Ba1» con perspectiva negativa, una calificación conocida también como «bono basura». Esta rebaja refleja, añadió, el «deterioro en los mercados globales de acero durante los últimos seis meses», como evidencian los resultados de la multinacional en el tercer trimestre, que fue «el peor desde el segundo trimestre de 2009».

Arcelor-Mittal replicó que mantiene «una sólida posición financiera; los planes que hemos establecido para mejorar nuestros indicadores de calidad crediticia avanzan conforme a lo previsto y prevemos registrar nuevas mejoras en los próximos meses».