Oviedo / Madrid, Agencias

Los inversores que participen en el accionariado del «banco malo» dispondrán de un trato fiscal privilegiado, semejante al de las controvertidas sociedades de inversión de capital variable (sicav). El Ministerio de Economía intenta así atraer socios privados para la sociedad que absorberá los activos inmobiliarios (pisos, solares, préstamos a promotores...) de los bancos nacionalizados o que recibirán apoyo público. Hasta el momento, las gestiones del Gobierno para captar inversores extranjeros no han fructificado y los principales bancos españoles se resisten también a entrar en el capital.

El Consejo de Ministros aprobó ayer el real decreto que regula el funcionamiento de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el llamado «banco malo». Siguiendo las indicaciones de Europa para el saneamiento del sector financiero, el cometido de la nueva sociedad será asumir los activos que le traspasen los bancos a cambio de un precio que tendrá una rebaja media del 63%. El «banco malo» los gestionará con el propósito de obtener una rentabilidad del 15% a medio plazo, según la estimación del Gobierno.

El objetivo es procurar el saneamiento de los balances bancarios con el menor coste público posible. Para ello, en el diseño que ha negociado el Ministerio de Economía con las autoridades europeas es clave la incorporación de capital privado. El Gobierno busca dentro y fuera de España a quienes inviertan unos 2.700 millones en la nueva sociedad para que la participación púbica no pase del 45%.

El Gobierno intenta captar inversores asegurando que la rentabilidad está asegurada con los bajos precios -descuentos cercanos al 80% en el caso del suelo- que Sareb pagará a los bancos por el traspaso de activos. Pero hasta ahora no se han concretado ni las gestiones con fondos o capitalistas extranjeros ni los intentos para que los tres grandes bancos españoles (Santander, BBVA y Caixabank) tomen participaciones. Entidades como el BBVA, que en su día manifestaron interés, mantienen ahora muchas reservas.

Economía intenta además reforzar el interés por el «banco malo» mediante ventajas fiscales. Los socios privados dispondrán de privilegios tributarios como los de los miembros de las sicav. Las sociedades de inversión colectiva tributan un 1% por el impuesto de sociedades, el mismo tipo impositivo que se aplicará a los posibles beneficios que obtengan los accionistas privados del «banco malo». Se prevén asimismo exenciones que favorecen a los inversores extranjeros.

La sociedad Sareb, que entrará en servicio el 1 de diciembre, gestionará 89.000 pisos y 13 millones de metros cuadrados de suelo. Los activos se repartirán en diferentes paquetes, según su naturaleza, para ser gestionados por otras sociedades (fondos).