Severino García Vigón trató de poner ayer distancia entre la situación de sus empresas y el caso de Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de la patronal nacional CEOE: «Las situaciones nada tienen que ver; yo no he evadido capitales, no he blanqueado dinero, no se me ha manifestado la gente...», señaló en alusión a los cargos que pesan sobre el fundador del grupo Marsans, encarcelado a la espera de juicio por varios delitos. «Tengo la cabeza fría y la conciencia muy tranquila», apostilló.

Quien ha sido durante dieciocho años presidente de los empresarios asturianos compareció ante los periodistas flanqueado por sus dos colaboradores mas directos en FADE -el secretario general, Alberto González- y en la Cámara de Comercio de Oviedo -el director general, Pedro Rodríguez-, después de las cuatro horas que sumaron las dos reuniones con los comités ejecutivos de ambas organizaciones. Salió de ellas apelando en primer lugar a que su decisión de tomarse «unas fechas» para reflexionar está motivada por su interés en «buscar el consenso», tras las diferencias de criterio observadas en el seno de las dos instituciones que encabeza. «Soy un fiel defensor de la unidad empresarial y no quiero tomar decisiones en caliente», expuso. Su posición, añadió, es «un ejercicio de responsabilidad».

De las explicaciones del presidente de FADE se infiere que el tiempo de «reflexión» que se ha tomado es a un tiempo el plazo que se ha puesto para «arreglar» el problema fiscal de la sociedad Energía de Asturias (Enastur), de la que es propietario y que afronta una querella de la fiscalía por delito fiscal. García Vigón argumentó ante las cúpulas de FADE y de la Cámara de Oviedo que tal denuncia tiene origen en una discrepancia sobre la forma de devengar el IVA y en las condiciones del contrato que la firma, distribuidora de gases derivados del petróleo, tiene con Repsol. El empresario fía a una negociación que tiene en marcha con Repsol la solución que él ve a ese problema: pagar los aproximadamente 500.000 euros que reclama Hacienda. «Lo que espero es que se solucione el motivo de fondo: pagar la deuda tributaria; acabándose el perro, morirá la rabia», señaló sobre sus posibilidades de desactivar la denuncia de la fiscalía. «Bien está que no se perjudique a la institución, sobre lo que nadie me puede dar lecciones, pero tampoco creo que sea admisible que determinado tipo de decisiones me puedan perjudicar en los temas personales», expuso también Vigón sobre su situación.

Un miembro del comité ejecutivo de FADE se mostró decepcionado al tener conocimiento a las cinco de la tarde de la decisión de Severino García Vigón de aplazar cualquier decisión sobre su continuidad o no al frente de la patronal, pese a que el citado comité le pidió la renuncia inmediata, en virtud de que el órgano análogo de la Cámara de Comercio, reunido a continuación, respaldó su continuidad. Un empresario matizó: «La decisión del comité de FADE es la que es. Lo que haya dicho la Cámara no vincula a FADE». «Según están las cosas, con las dos instituciones empresariales que preside divididas, tiene que haber reacciones en las próximas 48 horas», comentó otro de los participantes.

«A Severino lo queremos todos y todo el mundo lo aprecia. Su gestión al frente de FADE nadie la cuestiona. Pero tras valorar muchos factores, se decidió que lo mejor para todos es que dimita», dijo un empresario. Uno de los miembros del comité de la Cámara de Comercio que apoyó la continuidad de Vigón quiso destacar que sus problemas empresariales son comparables a los están sufriendo muchos otros debido a la crisis.