La inversión bruta extranjera en participaciones de capital en empresas residentes en España se mantuvo prácticamente estable el año pasado, con un descenso del 0,73% respecto a 2012. Esta entrada de capitales extranjeros suma la inversión productiva y la de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE) y alcanzó en 2013 la cifra de 19.484 millones, todavía muy lejos de la que se registró con el anterior Gobierno en 2011 (30.917 millones) y en 2010 (24.317 millones). Así consta en los datos del Registro de Inversiones Exteriores, difundidos ayer por el Ministerio de Economía y Competitividad.

Excluida las ETVE (instrumentos de inversión con muy favorable tratamiento fiscal y con menor significación a efectos de crecimiento económico y creación de empleo), la inversión extranjera en España considerada productiva creció en 2013 el 8,8% respecto a 2012 y alcanzó un volumen de 15.812 millones frente a los 14.533 millones del ejercicio precedente. Esta cifra sigue también muy por debajo de las de 2011 (24.756 millones) y de las de 2008, aunque es mejor que los más de 12.000 millones de 2010 y 2009.

Esta inversión productiva tiene un comportamiento sectorial divergente. La parte de la inversión productiva que se dirigió a la industria manufacturera española cayó el 38,5% (hasta los 2.641 millones) -se concentró sobre todo en productos farmacéuticos de base y producción de aluminio-, mientras que aumentó en actividades inmobiliarias (66,7%), financieras y de seguros (41,9%) y construcción (21,7%).

La desinversión o salida de inversiones totales extranjeras de España se redujo de forma muy favorable (cayó el 81,76%) y se situó en 4.085 millones, muy lejos de los 22.720 millones que abandonaron España en el primer año del Gobierno de Rajoy. Con ello, la desinversión internacional vuelve a un nivel algo mejor que el de 2011, último año de Zapatero (4.384), aunque peor que los dos ejercicios precedentes.

La inversión extranjera neta en España (que es la diferencia entre la inversión bruta y las desinversiones) arrojó en 2013 un saldo positivo de 15.398 millones. En 2012 las salidas de inversiones había superado a las entrada, con un resultado negativo de 3.091 millones.

El saldo neto del año pasado supone una vuelta a las cifras positivas, aunque siguen aún muy por debajo de los 26.533 millones de 2011 y de los 20.883 millones de 2010, antes del cambio de legislatura.

Los países de la OCDE fueron, como en años precedentes, el principal origen de las inversiones en España (90,5%). Los de la UE representaron el 73,6% y de la zona del euro, el 72,8%. En los tres casos hubo crecimientos, que oscilaron entre el 8,2% y el 16,5%, aunque los comportamientos por países difirieron: cayeron las inversiones alemanas, estadounidenses, luxemburguesas y las de los Países Bajos, y crecieron las de Reino Unido, Francia, Japón, Hong-Kong y México.

Madrid (54,6%) y Cataluña (22,2%) captaron el grueso de la inversión internacional. En Asturias (sin considerar las ETVE) la inversión internacional cayó el 64,1% hasta los 22 millones (el 0,1% del total). Asturias fue la sexta región con menos inversión. La desinversión productiva fue de 4 millones, la séptima menor, y también fue el 0,1% del total. Las inversiones asturianas en el exterior sumaron 55 millones (el 62,7% menos que en 2012 y el 0,3% del total español). Asturias fue la novena región más inversora en el exterior en 2013.