Andrés Sánchez Pedroche (Cuenca, 1965) es doctor en Derecho y rector de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), además de miembro del Consejo Económico y Social de España. El conquense participó recientemente en un acto en Oviedo, organizado por el Colegio de Titulados Mercantiles y Empresariales de Asturias, en el que dio su visión sobre las últimas reformas tributarias emprendidas por el Gobierno.

-¿Qué valoración le merece la reforma fiscal que acaba de aprobar el Gobierno?

-Es una reforma que nace en un contexto muy difícil por la situación económica. Por lo tanto, hay que alabar la valentía de su adopción. Se la puede criticar porque parece que es norma ya de todos los gobiernos dejarla para el final de la legislatura, para el último momento. En global, es una reforma necesaria que va a permitir que los contribuyentes tengan más recursos, porque creo que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos que en manos de las administraciones públicas. En la medida en que vaya poniéndose en marcha va a permitir mejorar la actividad económica.

-¿A quién beneficia?

-Hacer una reforma global que tocara todos los impuestos, que quizá fuera lo deseable, es imposible en este momento económico. Es difícil saber a quién perjudica y a quién beneficia ésta. Lo que está claro es que los cambios en el IRPF van a venir bien a los que menos capacidad económica tienen. Va a ser mejor para las rentas más bajas que para las altas, eso está claro. Y la tributación seguirá pivotando sobre las clases medias, lo que ocurre es que dentro de estas clases depende de si tienes cargas familiares o de otros tipos de factores. En general, el coste recaudatorio que va a tener la reforma evidencia que la Administración renuncia a percibir algunos recursos.

-¿Perjudica entonces a las clases medias?

-En realidad, las rebajas impositivas que recoge se compensan con otros aumentos de las tasas porque ahora mismo la situación no da para más. La reforma que se hubiera querido, más ambiciosa, ahora mismo no es posible, y eso ya lo enfatiza el informe de los expertos que fue el preludio de la norma. Ese documento ya dice que la consolidación presupuestaria exige que no se pueda hacer de otra manera.

-¿Hay algo que eche de menos en la reforma?

-No tengo la responsabilidad de gobernar y, por lo tanto, es muy fácil hacer ese tipo de análisis. Cuando uno tiene que responder ante Bruselas, tiene que cumplir con unas medidas de consolidación y con una deuda pública muy elevada que ya supera el 90% del PIB y no se puede hacer más que lo que se ha hecho.

-¿Cambiaría algo?

-Las líneas generales son las correctas: apoyar a la familia, dotar al sistema de progresividad para que los que menos tienen puedan tener más. Sí le reprocho que de alguna manera se haya diluido y no se sea coherente con algunas medidas que creo que son razonables, como el apoyo al ahorro a largo plazo, para poder coadyuvar a un sistema público de pensiones que está teniendo sus dificultades por la inversión de la pirámide poblacional y porque cada vez va a ser más necesario cotizar más años.

-¿Cómo valora las medidas que se están adoptando para frenar el fraude fiscal?

-Las que pivotan en dotar de más y más potestades a la Administración ya se han demostrado que no han funcionado. El informe Mirrlees, que se usa de referencia en Reino Unido en materia fiscal, dice que cuando el fraude es generalizado y se atacan los síntomas mediante medidas antielusivas se indica que el que tiene necesidad de reforma no es el contribuyente, es el sistema.

-¿Y se está haciendo algo en este sentido?

-Dar más potestad a la Administración sólo sirve, paradójicamente, para controlar a los que ya están muy controlados. Cuando hay tantos incentivos como ahora para estar fuera del sistema, el que puede escaparse se escapa.

-Sostiene que la reforma del IRPF puede hacer repuntar el consumo, ¿nos puede llegar a sacar de la crisis?

-La demanda interna española siempre ha tenido un peso muy importante en la economía. Por tanto, drenar recursos para que el contribuyente tenga dinero en el bolsillo puede ayudar a levantar en esa demanda.

-¿Hay riesgo de volver a caer en recesión por culpa de nuestros socios europeos?

-Tiene una influencia decisiva en España que Europa funcione bien. No somos precisamente una isla. Y aunque España es uno de los países que mejor se está comportando desde un punto de vista económico y ha hecho unas reformas ya bastante notables, si el resto de países no arranca pues tendremos dificultades. No somos inmunes a esa situación, aunque ya nuestras cifras macroeconómicas empiezan a cuadrar.

-Hay algunos organismos que recomiendan a España una subida del IVA, ¿sería adecuada?

-El Gobierno ha manifestado en muchas ocasiones que no va a hacerlo, pero es verdad que los grandes organismos internacionales sí que consideran que es necesario que la reforma pivote sobre la imposición directa y no la indirecta. Esto es una cuestión muy difícil de responder porque afecta a concepciones incluso filosóficas de los impuestos y muy ideológicas.

-Pero el consumo bajaría.

-La subida del IVA tendría un efecto negativo sobre el consumo. También lo que los organismos internacionales recomiendan a España es que suba los tipos más reducidos. El Gobierno, con buen criterio y con una sensibilidad social grande, ha dicho que no, que los tipos mínimos no los sube porque afectan a las capas más bajas de la población.

-¿La última subida del IVA fue un error?

-Se hizo lo que se recomendaba. El gran debate es si se debe subir el IVA y reducir las cotizaciones sociales, porque hay estudios que dicen que esto podría tener un efecto bastante beneficioso en el mercado de trabajo, que es nuestro gran reto.