Belén Romana, presidenta de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb, conocida como el "banco malo"), presentó ayer su renuncia al puesto, que será ocupado por el hasta ahora consejero delegado, Jaime Echegoyen.

Romana ha alegado razones personales para explicar su dimisión. No obstante, su gestión ha estado marcada por la controversia desde la creación de Sareb en 2012. La ya expresidenta mantuvo enfrentamientos con los ejecutivos iniciales, muchos de los cuales abandonaron la sociedad. Fue el caso del primer director general, Walter de Luna.

También se atribuyen a Belén Romana choques con el Banco de España, a cuenta de un proyecto de circular que podría obligar a la Sareb a realizar fuertes provisiones.

El "banco malo", con capital público y participado por varias entidades financieras privadas, fue el instrumento al que traspasaron sus activos más problemáticos (viviendas y suelos adjudicados por impagos, créditos a promotores...) las cajas y bancos que recibieron apoyo público en el contexto de la reestructuración del sector que se abordó con apoyo financiero de Europa. El cometido de la Sareb es colocar en el mercado esos activos en el plazo de 15 años e intentar minimizar las pérdidas de dinero público.

Belén Romana fue una apuesta personal del ministro de Economía, Luis de Guindos, para presidir Sareb. Según fuentes de la compañía, Echegoyen, que llegó hace menos de un año al "banco malo" procedente de Barclays y que anteriormente había sido consejero delegado de Bankinter, fue nombrado ayer nuevo presidente por el consejo de administración.