Las mutaciones de las últimas décadas han trazado un mapa económico de Asturias que desde el punto de vista del reparto territorial de la riqueza se ha caracterizado sobre todo por la creciente concentración de la renta y de la población en el área central de Asturias. Ese rasgo vuelve a quedar de manifiesto en el trabajo que la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sade) acaba de publicar sobre la renta de los municipios.
Junto a esas fuerzas centrípetas, que han movilizado la actividad hacia Oviedo, Gijón, Avilés y los municipios más próximos a ellos, las dinámicas de la iniciativa empresarial y la creciente relevancia de las prestaciones sociales en los ingresos de las familias (ligada al envejecimiento y al proceso de reconversión industrial de los años 80 y 90) dejan ver, según se infiere de los trabajos de Sadei, la existencia de tres Asturias que se pueden clasificar genéricamente así por su grado de dinamismo: una que está a la cabeza de la actividad productiva, otra próxima a ella y que ronda los niveles intermedios de riqueza y una tercera con una mayor dependencia, a veces altísima, de las pensiones. De manera agregada, esta dependencia de Asturias ha aumentado durante la crisis hasta duplicarse, como también recoge Sadei.
En los próximos días, en estas páginas se analizarán algunas de esas situaciones y tendencias. Un punto de partida es el mapa que se reproduce en la imagen que acompaña estas líneas, el mapa del llamado "saldo neto de rentas primarias por habitante". Esta cuenta se refiere a los ingresos que obtienen las familias por su participación en el proceso productivo: salarios, beneficios de empresas y autónomos, rentas de la propiedad...Un nivel alto es un indicador de dinamismo, de la capacidad de un concejo de generar riqueza y empleo o de atraer como residentes a hogares que obtienen sus ingresos del trabajo o los negocios en otros lugares. Una renta primaria baja sugiere por el contrario falta de vigor y suele ir emparejada con una elevada importancia relativa de las prestaciones sociales.
La cuenta de las rentas primarias per cápita realizada por Sadei, con datos del año 2012, agrupa a los 78 municipios asturianos en los siguientes tres grupos:
Nivel alto. En quince concejos, las rentas de la actividad productiva son superiores a la media asturiana (13.062 euros por habitante en 2012). En esta relación entra en primer lugar el núcleo económico central, formado por Oviedo, Gijón y Avilés, así como por un grupo de concejos situados en sus áreas de influencia y caracterizados a menudo por su perfil industrial y alto asentamiento empresarial y también por otros atractivos para captar y fijar población. Se trata de Siero, Noreña, Llanera, Carreño y Castrillón. No hay más municipios del área central dentro de esta franja alta. Ninguno de los mineros está en ella. En cambio, esa Asturias más productiva incluye tres concejos de las alas: Llanes y Ribadesella, en el Oriente, y Navia en el Occidente. El desarrollo turístico explica la notable posición de los hogares llaniscos y riosellanos. La condición industrial justifica la inclusión de Navia.
Nivel intermedio. Sadei identifica otros dieciséis municipios donde las rentas directamente procedentes de la actividad productiva suponen entre el 90% y el 100% de la media asturiana. En casi todos los casos se trata de territorios cercanos a los más dinámicos. La lista incluye, entre otros, a Las Regueras y Grado, en la órbita de Oviedo; a Villaviciosa en las proximidades de Gijón y a Corvera, Illas o Muros del Nalón en la comarca avilesina. En el radio de influencia del área central aparecen también en esa franja intermedia Nava o Pravia, y más hacia el interior Belmonte de Miranda, con su mina de oro. En el Occidente, Coaña y el Franco sacan partido de su cercanía a Navia. También Vegadeo, en el límite con Galicia, mete la cabeza en esta parte de la Asturias económica. En la vertiente oriental, lo hacen Cangas de Onís y Caravia. Lena es el único territorio carbonero que aparece ahí.
