Asturias necesita convertirse en una economía más abierta, global y competitiva; que sus empresas lleguen a los mercados con mayor capacidad de crecimiento y renta; diferenciarse con más innovación en procesos, productos y servicios; mejorar en conectividad (transporte y conexión digital, comercio electrónico...) y desplegar para ello "un sistema más potente de inteligencia económica".

El diagnóstico es de Alberto González, director general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y por "sistema de inteligencia económica" entiende un nuevo modelo de promoción compartido entre la Administración y el sector privado y distinto al mero reparto de subvenciones. "Otras regiones tienen en marcha estrategias de dinamización, identificando los sectores que tienen más proyección, los mercados donde hay demanda y las acciones necesarias para llegar a ellos", comenta González sobre un planteamiento que la patronal ha llevado a las negociaciones para reeditar la concertación social con el Principado y los sindicatos. "Más que de dar ayudas, se trata de no poner trabas, de dar facilidades a las empresas", resume.

"Esta región tiene potencial", añade el directivo. A su juicio, Asturias debe marcarse la meta, no ya de converger con el crecimiento medio de España, sino de avanzar por encima del resto del país "para recuperar terreno perdido".