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El "boom" de lavar la ropa fuera de casa

Las aperturas de lavanderías autoservicio se disparan en Asturias con medio centenar de nuevos locales en un año

Dos clientas, en una lavandería autoservicio del barrio Santo Domingo de Oviedo. LUISMA MURIAS

Los trapos sucios ya no se lavan en casa como asegura el refrán. En los últimos meses, decenas de locales comerciales de las ciudades asturianas han sido ocupados por franquicias de lavanderías autoservicio y desatendidas, un modelo de negocio que goza de una gran popularidad en Estados Unidos y en los países del norte de Europa y que ahora busca acomodo en el mercado español. En Asturias, aseguran estas cadenas, están encontrando una amplia clientela y ya cuentan con casi medio centenar de establecimientos. Sin embargo, las tintorerías tradicionales dudan de la viabilidad de muchas de estas nuevas aperturas y prevén que a corto plazo un buen número de estos establecimientos puedan echar el cierre. En muy poco tiempo, denuncian, éste ha pasado de ser un negocio inexistente en la región a estar sobreexplotado.

"En el norte de España, en Cantabria, Asturias y Galicia, estamos teniendo un fuerte crecimiento gracias a la climatología", señala Silvia Pérez, portavoz de Colada Exprés, una de las franquicias que se está instalando con más fuerza en la región. Suma más de una decena de aperturas en apenas un año, sobre todo en los barrios periféricos de Oviedo, Gijón y Avilés, igual que el resto de franquicias. Lo del tiempo influye, aclara Pérez, porque no todo el mundo puede permitirse tener una secadora en casa y durante las épocas de frío y humedad es mucho más complicado secar la ropa en casa.

En este tipo de locales funcionan gigantescas lavadoras, que pueden llevar más de quince kilos de ropa, y secadoras de alta capacidad. "Es un sistema rápido que no lleva demasiado tiempo, la ropa se seca en dieciocho minutos", expone Pérez. Pero nadie vigila el local. Al menos, de forma presencial. En algunas esquinas hay cámaras mediante las cuales el franquiciado puede observar el establecimiento desde un ordenador o un dispositivo móvil (un teléfono o una tableta). Y debajo, un altavoz por si hay que llamar la atención a alguien que esté ocasionando problemas. Incluso, se puede abrir y cerrar las puertas del negocio a distancia. Eso sí, las empresas matrices exigen un mínimo de limpieza de puertas para adentro, así como recoger de forma frecuente las monedas de las máquinas. Las cámaras y altavoces comparten pared con múltiples carteles sobre cómo utilizar de forma adecuada las lavadoras y alguna máquina de café.

"Éste es un modelo de negocio que al empresario puede conciliar con otras actividades, incluso con la gestión de otras empresas; queremos que esto sea ágil", destaca Silvia Pérez. Montar una franquicia de este tipo suele llevar una inversión inicial ligeramente superior a los 33.000 euros.

En solo un año, la presencia de estos establecimientos en las ciudades asturianas ha brotado con mucha fuerza. En Oviedo, Gijón y Avilés se cuentan ya por decenas las aperturas se ha acelerado en las últimas semanas. Las tintorerías más tradicionales, aunque no ven en este tipo de negocio una amenaza para su actividad, sí que desconfían de que este "boom" pueda ser tan rentable como para contar con tantos locales abiertos.

Luis Prieto, dueño de "Wash'n dry", presume de ser uno de los pioneros del lavado autoservicio en Oviedo, una actividad que combina desde hace quince años con la tintorería tradicional. Hasta hace no mucho, era el único en la capital asturiana en el negocio de lavadoras y secadoras desatendidas. "No hay tanto mercado como para abrir tantos locales, Oviedo, por ejemplo, no tiene capacidad para que haya casi una por barrio como ya existe", asegura tajante.

La rápida expansión se explica, señala, porque estas franquicias han ido recortando los ratios de población que antes exigían para poder abrir uno de estos locales. Lo bueno, destaca Prieto, es que tanto fervor por este nuevo modelo de negocio está dando algo de publicidad y empieza a hablarse del autolavado, un sistema hasta ahora muy poco explotado en España. Y augura que muchos locales pueden cerrar porque en Asturias aún falta el hábito de lavar la ropa fuera de casa.

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