El creciente peso de las entidades financieras españolas en la banca portuguesa (representan el 28% del sector) se ha convertido en cuestión de Estado en el país luso y ha llevado a economistas, empresarios y políticos a mostrar su preocupación. La presencia española más destacada es la del Santander, consolidado como la cuarto banco en el país, pero también operan Popular, BBVA y Bankinter. Además Caixabank y Sabadell tienen participaciones en bancos lusos.