El Banco Santander presentó ayer a los sindicatos el ajuste de empleo y de oficinas que pretende llevar a cabo en España a corto plazo. La entidad que preside Ana Patricia Botín prescindirá de un máximo de 1.200 trabajadores (300 de ellos en su central en Madrid), lo que supone una reducción del 5%, y echar el cierre de 450 sucursales, las más pequeñas. Las centrales han puesto el grito en el cielo y juzgan excesivo el tijiretazo. Lo que no concretó la compañía fue cómo se va a llevar a cabo el recorte por comunidades autónomas.

La mitad de los empleados afectados (600) saldrán de la entidad por la vía de la prejubilación. Serán aquellos que tengan más de 55 años. El banco les ofrecerá un retiro cobrando el 70% de su salario actual. A la otra mitad se le ofrecerán bajas incentivadas con una indemnización de 40 días por año trabajado con un máximo de 24 mensualidades. "Es menos que lo que se paga por un despido improcedente", criticó el portavoz de UGT, Francisco Martínez.

También habrá traslados entre sucursales. La idea de la entidad es la de hacer oficinas de un mayor tamaño y fulminar aquellas que tengan entre uno y tres trabajadores.

En concreto, según lo que planteó ayer la entidad, se van a proponer algunos traslados a a un máximo decien kilómetros de distancia del actual centro de trabajo. Pero también pondrán sobre la mesa recolocaciones forzosas a una distancia mayor y compensadas con indemnizaciones de 20.000 euros.

No obstante, esta primera cifra aportada por la entidad a los sindicatos se podría rebajar a medida que transcurran las negociaciones entre las partes para alcanzar un acuerdo definitivo. Desde Comfia-CC OO estiman que el cierre de oficinas planteado no debería implicar un recorte de personal de más de 900 empleados. El sindicato cree además que las prejubilaciones tendrían que suponer al menos el 75% del ajuste total. Un mensaje similar lanzó UGT, que aseguró que el proceso debería estar basado en la voluntariedad y rechazaron cualquier tipo de medida traumática.

Ambas partes volverán a sentarse a negociar el próximo viernes. En esa cita el banco concretará su ajuste en los servicios generales de Boadilla.