La creación de empleo se aceleró en Asturias en el segundo trimestre del año, propulsada por el sector servicios y con las mujeres como principales beneficiarias, según el panorama que esboza la Encuesta de Población Activa (EPA) conocida ayer. Sus resultados indican también que esa mejora laboral no ha tenido intensidad suficiente para reducir de manera significativa el paro, que continúa por encima del 19% en la región.

La EPA correspondiente al período abril-junio se saldó para Asturias con un balance de apariencia incongruente. Aumentó el empleo (en 6.100 ocupados respecto al trimestre precedente), pero a la vez creció el paro (en 300 personas, hasta los 91.200 desempleados). Tal resultado se explica por lo que técnicamente se llama un incremento de la población activa. En otras palabras, aumentaron los asturianos que forman parte de la fuerza laboral de la región, aquellos que tienen empleo o lo están buscando. Asturias elevó de ese modo su tasa de actividad, suavizando uno de sus problemas estructurales más severos, si bien la proporción de la población que está en el mercado de trabajo es aún la más baja del país (52,12%).

La población activa puede aumentar, entre otras razones posibles, por una mejora en las expectativas de encontrar empleo. La Encuesta de Población Activa, siempre acogida con algunas reservas de los expertos por la volatilidad de sus resultados trimestrales, da a entender que la oferta de trabajo mejoró en el segundo trimestre del año. La población ocupada (381.500 personas de media entre abril y junio) creció el 3,55% (13.100 empleos más) en relación al mismo período de 2015. Lo hizo por encima de la media nacional (2,43%) y al mayor ritmo registrado desde 2008 durante un segundo trimestre.

El repunte del empleo que refleja la encuesta se concentró en el sector privado -el empleo público apenas creció en el último año- y particularmente en los servicios, que ganaron 12.200 puestos de trabajo desde mediados de 2015. La ocupación se mantuvo casi estable en la industria (57.000 trabajadores), recuperó terreno en el campo y no levantó cabeza en la construcción, que siguió perdiendo empleo.

Ese protagonismo de las actividades terciarias concuerda con el patrón de crecimiento económico que, como para el conjunto de España, identifican los expertos en Asturias: una recuperación del PIB sujetada por el consumo de los hogares y con una aportación positiva de la industria y del sector exterior (saldo favorable entre exportaciones e importaciones). Y ese tirón terciario explica también que, según la EPA, las principales beneficiarias de la mejora del empleo sean las mujeres. Ellas concentran el 63% del aumento de la ocupación, que en su caso crece a un ritmo interanual del 4,6%, frente al 2,5% de los varones.

El protagonismo del sector servicios ha sido señalado por las organizaciones sindicales como una debilidad del proceso de recuperación en la medida en que los negocios terciarios son intensivos en la generación de empleo temporal y de menor calidad que los de otros sectores. La información divulgada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que la tasa de temporalidad sigue alta en Asturias (el 25,6% de los asalariados tienen contratos eventuales) y que el trabajo a tiempo parcial crece con más intensidad (9% interanual) que el de jornada completa (2,6%). Son indicadores de que la precariedad laboral avanza en una región que, como el conjunto del país, sigue con datos de paro impropios de una economía desarrollada: 52.200 asturianos y 39.000 asturianas en el desempleo. El 19,2% de toda la fuerza laboral.