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Un cambio legal duplica los coches que no pasan la ITV en Asturias por los gases

Industria endurece los controles y los vehículos tienen problemas para superar las pruebas a partir de los siete años

Un cambio legal duplica los coches que no pasan la ITV en Asturias por los gases

La inspección técnica de vehículos (ITV) ha endurecido, por orden del Ministerio de Industria, los controles sobre las emisiones de los turismos. Es una nueva norma que en Asturias ha provocado un fuerte aumento del número de coches que no superan este examen y que deben pasar por el taller para someterse a reparaciones o ajustes. El cambio está asociado a la estrategia de las autoridades europeas y españolas para estrechar el cerco sobre los gases contaminantes y coincide después del caso de los motores trucados de Volkswagen, preparados en exclusiva para saltarse controles ambientales.

El efecto de las nuevas restricciones ya es evidente. Desde que la nueva normativa entró en vigor, el pasado día 1 de julio, el porcentaje total de coches que son rechazados por la ITV asturiana ha subido en cinco puntos, empujado por el número de los que suspenden estrictamente por superar los límites de emisiones, que casi se ha duplicado en las últimas cinco semanas.

Desde el inicio de julio, Industria modificó el llamado "Manual de procedimiento de inspección" para exigir que el límite de gases de escape sea el que fija el fabricante del automóvil. La nueva regla trae de cabeza a muchos conductores. Cada vehículo tiene una placa, cuya ubicación dentro del coche varía en función de la marca e incluso del modelo, donde se especifica cuál debe ser el nivel máximo de gases (monóxido de carbono, principalmente) del vehículo y que, desde ahora, el inspector tiene que consultar antes de someter el turismo a las pruebas pertinentes. Hasta el momento las mediciones dependían de la fecha de matriculación del turismo -si había sido comprado antes de julio de 2008 el límite era algo más permisivo- y de algunas de las características del motor. Los límites eran bastante más laxos que los nuevos, según reconocen los inspectores.

Con estas nuevas restricciones, lógicamente, los coches más antiguos son los que están teniendo mayores problemas a la hora de superar la revisión. Tanto los inspectores de la ITV como las empresas de talleres coinciden en que las dificultades comienzan con los que ya han superado los siete u ocho años de vida. A más longevidad del turismo, más posibilidades de ser rechazado por los gases de escape.

Además, carecer de la placa donde el fabricante establece el límite de emisiones que no debería de sobrepasar el vehículo será, según la nueva reglamentación de Industria, una falta leve a partir del año que viene y grave desde 2018. Es habitual que los coches más antiguos no tengan esta información, que muchas veces está adherida en forma de pegatina bajo el capó, en la guantera o en el manual de usuario. También es frecuente que los datos se hayan perdido, advierten los inspectores. Quienes estén en esta situación deberán pasarse por el concesionario para pedir los datos.

Rogelio Cuesta, presidente de la patronal de talleres y concesionarios de Asturias (ASPA), asegura que son dos modelos de motores los que están teniendo unos mayores problemas para superar ahora la inspección. En concreto, los denominados HDI y los TDI.

Durante el año pasado, las ITV asturianas rechazaron, en la primera revisión, el 33,15% de los 421.068 turismos que se presentaron al examen técnico. La proporción de rechazo fue del 25,9% si se incluyen las revisiones posteriores. Buena parte de esos vehículos fueron enviados al taller debido a defectos graves relacionados con las emisiones contaminantes. Solo superan ese porcentaje los turismos que suspendieron la revisión debido a algún problema en la suspensión o en los neumáticos (20,61%).

El Ministerio de Industria organizó, a medidos del pasado julio, unas jornadas con la patronal española de la ITV (Aeca), los fabricantes de vehículos (Anfac) y los productores de equipos de medición de gases, en las que se puso de manifiesto la necesidad de mejorar este tipo de controles para luchar contra el cambio climático, endureciendo y ampliando las pruebas a gases que ahora no se someten a medición.

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