La familia astur-mexicana Del Valle, segundo grupo accionarial del Banco Popular (4,2%), logró ayer la renuncia del presidente de la entidad financiera madrileña, Ángel Ron, cuyo relevo venía propugnando desde hace meses.

Muy debilitado por la oposición del sector crítico del consejo (liderado, primero, por Antonio del Valle Ruiz, y desde septiembre por su primo Jaime Ruiz Sacristán) y por el desplome de la acción en Bolsa (desde enero había caído más del 70%), Ron abandonará el cargo el próximo trimestre. Su sucesor será Emilio Saracho, vicepresidente mundial del banco estadounidense JP Morgan. Saracho fue desde el primer momento el candidato en el que habían pensado los Del Valle para protagonizar el relevo. Su nombre trascendió hace días.

Que el futuro presidente del Popular proceda de la gran banca de inversión, y no de la banca comercial al detalle y del negocio de financiación a pymes (segmentos de mercado en los que es muy fuerte el banco madrileño), ha alimentado la expectativa de que este movimiento no sólo pretenda impulsar el banco, acelerar su saneamiento y recuperar la credibilidad y confianza de los inversores, sino que también esconda el propósito de reactivar los planes de fusión en los que estuvieron implicados los Del Valle. Antonio del Valle mantuvo contactos con ese fin el pasado verano al menos con los accionistas hispanoamericanos del Banco Sabadell. Su primo Jaime Ruiz no confirmó el pasado día 23 esos contactos pero tampoco los desmintió. El perfil de Saracho como experto en financiación de operaciones corporativas alimenta ahora la expectativa de posibles intentos futuros de integración.

La Bolsa aplaudió ayer la decisión del consejo del Popular (en el que los Del Valle parecían estar hasta ahora en minoría) y la acción repuntó el 13,66%. Pese a ello, aún cerró en niveles ínfimos: 0,94 euros por título, muy lejos de los 2,649 de enero y de los 4,946 (máxima cotización del banco desde su fundación en 1926) que alcanzó la entidad en abril de 2007, un año antes de la eclosión de la crisis en Europa.

El Popular fue durante la segunda mitad del siglo XX (y hasta el inicio de las grandes fusiones en 1988) el menor de los "siete grandes", de los que hoy el Popular es uno de los tres supervivientes. Por su modelo de negocio fue en esos años y durante los 90 una entidad que lideró la rentabilidad relativa en la banca. Sus actuales dificultades surgieron cuando, con tardanza, y pocos años antes del "pinchazo" de la "burbuja" de la vivienda, se dejó seducir por las elevadas ratios de crecimiento que la financiación inmobiliaria estaba deparando a otros bancos y cajas. El estallido de la crisis en 2008 y las crecientes exigencias regulatorias de recursos propios le forzaron a hacer dos macroampliaciones de capital en 2012 y 2016 (cada una, por 2.500 millones), un plan de recorte laboral y de oficinas (que se está ejecutando) y un proyecto para traspasar va una sociedad parte de los riesgos del ladrillo que anegan su balance.

Los Del Valle, que se incorporaron al banco a fines de 2013 con una inversión caudalosa, respaldaron la ampliación del pasado mayo aportando nuevos recursos millonarios. Pero el derrumbe de la acción desde entonces los distanció de forma definitiva de Ron.

Ángel Ron Güimil (Santiago de Compostela, 1962) entró en el banco en Galicia con 24 años. Con 27 años cautivó al entonces presidente de la entidad, Luis Valls Taberner, que lo promocionó a una dirección general con 27. Entre 1995 y 1998 fue responsable en Asturias (donde se casó con una asturiana) y Cantabria. En 2002 se convirtió en el consejero delegado más joven del sector y en 2004, en presidente. Su poder ejecutivo desde 2002 coincidió con la incursión del banco en la financiación de promotores. Y esto también pesó ahora en su contra.