Duro Felguera ha emprendido la búsqueda de un socio inversor (bien un grupo industrial o financiero) para reforzar el accionariado de la compañía. Se trata de incorporar "un socio de carácter estratégico", del que aún no ha definido "su perfil ni su forma de entrada en el capital", dijo la empresa en un comunicado al mercado. Duro ha encomendado al banco de inversión Rothschild la búsqueda de posibles candidatos.

Esta operación es una de las líneas de actuación del plan que la empresa y su banca acreedora (los seis mayores bancos españoles) llevan meses negociando para alcanzar un acuerdo de refinanciación a medio y largo plazo de la deuda de 224,7 millones que tiene contraída la sociedad. El objetivo es acomodar la amortización de estos débitos a los ingresos que, por un importe de 360 millones, tiene pendientes de percibir la compañía, bien porque están reconocidos por el cliente, en unos casos, o porque derivan de reclamaciones del grupo por sobrecostes u otras incidencias. Estas deudas, que emanan de tres grandes proyectos en Australia, Venezuela y Argentina, han sido la causa de que Duro incurriese en pérdidas netas de 68,9 millones en 2015 y 18,18 millones en 2016, por lo que 2017 será previsiblemente el segundo año consecutivo sin reparto de dividendos.

La entrada de un accionista de referencia pretende fortalecer el grupo y su base accionarial e incorporar a un inversor que aporte dimensión, conocimiento de nuevos mercados y oportunidades de expansión del negocio, dijeron medios allegados a la operación.

Los dos grupos accionariales de referencia (la familia Álvarez Arrojo, representada por el presidente de la empresa, Ángel Antonio del Valle, y sus socios, la dinastía Arias), que suman el 34,4%, están dispuestos a diluir su posición relativa si eso fuese condición para implicar en el capital de Duro a algún grupo industrial o grandes fondos de inversión. "Los dos mayores accionistas actuales sólo ponen dos condiciones: mantenimiento del empleo y de la sede en Asturias", aseguraron los mismos medios.

Las dos estirpes mantienen su voluntad de aportar recursos en la ampliación de capital que, con independencia de entrada de un nuevo socio, reclama la banca acreedora. Algunos bancos aspiran a que se haga por un importe de 100 millones y en medios de la empresa se cree que podría bastar con 40 millones, dado que algún cliente deudor, caso de Venezuela, ya ha reactivado el abono de los importes devengados. Sobre la ampliación de capital la sociedad dijo ayer que está por definir "su importe, el instrumento a través del que se reforzará y si se llevará a cabo en una sola operación o en varias sucesivas".

La búsqueda de un socio, la ampliación de capital, la reducción de costes, la venta de activos "no estratégicos" (caso de las oficinas de Madrid) y la incorporación de un consejero delegado (funciones que en la actualidad desempeña el presidente) para acomodar la estructura a los protocolos de buen gobierno de sociedades cotizadas y optimizar la gestión son las cinco exigencias de la banca. Son las líneas de actuación sobre las que se negocia en paralelo pero cuya culminación no tiene por qué ser simultánea, dijo una persona al tanto de las conversaciones. La junta anual de Duro se demorará previsiblemente hasta fines de junio para dar tiempo a que se pueda cerrar el diseño básico del acuerdo y poder detallarlo a los accionistas, aunque haya aspectos que posiblemente se aborden o ejecuten con posterioridad.

La Bolsa premió ayer el anuncio de entrada de un socio con una subida inicial del 4,84%, que luego se atenuó hasta el 1,61%.