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Las fórmulas para fomentar la conciliación laboral

El teletrabajo, sin plantilla en Asturias

Los asalariados que trabajan desde el domicilio, aunque sea ocasionalmente, no llegan al 3% pese a los avances tecnológicos, lo que los expertos achacan al arraigo del presentismo

María González García, en el salón de su casa, en Lugones, trabajando frente al ordenador. LUISMA MURIAS

Trabajar desde casa aporta flexibilidad, mejora la conciliación familiar y ahorra costes. Los pros suelen superar a los contras, sostienen los expertos. Sin embargo, esta práctica laboral, muy extendida en Estados Unidos y en los países nórdicos, apenas tiene repercusión en Asturias y es asimismo residual en España, pese a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. ¿Por qué? Según esos mismos especialistas, la principal razón estriba en las reticencias de las empresas, que prefieren que sus trabajadores estén en el centro de trabajo todo lo que dure la jornada y, en ocasiones, "más allá de ella".

"El teletrabajo presupone la confianza de la empresa en sus empleados y el trabajo por objetivos, lo que es poco habitual en España", destaca Begoña Cueto, profesora de Economía de la Universidad de Oviedo. Según los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA), el 96,3% de los asalariados asturianos nunca trabaja desde su casa; el 1,2% lo hace ocasionalmente y un 1,7% de manera habitual. Es decir, los que practican el teletrabajo siquiera alguna vez son el 2,9%.

César Rodríguez, catedrático de Economía de la Universidad de Oviedo, asegura que en España "el empresario quiere tenerte allí delante, y en la gran mayoría de las empresas trabajar desde casa no es una opción". El trabajo desde casa es algo más frecuente en el caso de los autónomos, explica. Para ellos es una buena forma de ahorrarse el coste de alquilar un local. "Quizás entre los que más trabajo hacemos desde casa también estemos los profesores", expone. Sin embargo, para la inmensa mayoría de los trabajadores por cuenta ajena ni se contempla esta posibilidad.

José Canseco, experto en gestión de personas y miembro de la junta directiva de la Asociación para la Racionalización de los Horarios en España (Arhoe), añade otra razón para que esta práctica tenga tan escasa repercusión. "También influye la alta temporalidad de la relación laboral, que hace que la carrera profesional sea discontinua. Pero todo depende del sector y del tipo de trabajo a realizar", resalta. En su opinión, existe una percepción por parte de un sector de las empresas españolas de que el teletrabajo es "poco útil".

Y eso que, según todos los expertos, trabajar desde casa podría ser una buena solución para ayudar a racionalizar las jornadas laborales españolas y conciliar mejor la vida familiar y la profesional. Aunque con matices. Begoña Cueto asegura que esta práctica, de llevarse el trabajo a casa, "debería incentivarse tanto para las mujeres como para los varones. No podemos pensar que es una solución sólo para que ellas concilien, sino que tanto padres como madres lo hagan. En caso contrario, estamos fomentando la pervivencia de los roles en los que sólo ellas concilian".

Las ventajas del teletrabajo son múltiples y variadas. Ayuda a conciliar, aumenta la felicidad de los empleados, mejora la productividad de las empresas y contribuye a reducir los costes. Pero no es oro todo lo que reluce y también hay inconvenientes. "Si no está bien estructurado, puede haber una pérdida importante de sentimiento de pertenencia por parte del trabajador y de identificación con la compañía, por lo que es importante gestionar bien la comunicación y las relaciones", sostiene Canseco.

También se corre el riesgo de acabar por no diferenciar entre las horas que son de trabajo y las que son de descanso, con la sensación de estar trabajando todo el tiempo, añade Begoña Cueto. "El empleo también forma parte de un proceso de socialización y no conviene estar aislado permanentemente", apunta la docente.

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