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CHRIS J. LAZARIS | Embajador de Grecia en España

"La economía griega se recupera"

"Hay que procurar que no haya más recortes"

El embajador griego Chris J. Lazaris, ante un retrato del presidente heleno Pavlopoulos. DIEGO BISQUERRA

Con el alivio de vislumbrar una luz al final del túnel de la maltrecha economía helena pero sin lanzar las campanas al vuelo, Chris J. Lazaris (Atenas, 1958), embajador desde hace un año de Grecia en España, reprocha con exquisita diplomacia el tono usado por Europa para exigir recortes a sus compatriotas, que sufrieron una dramática pérdida de un 40 por ciento de su riqueza entre 2009 y 2014. Bregado en su juventud sobre los tapices de lucha grecorromana, abogado y embajador de Egipto entre los años 2010 y 2016, Lazaris deja muy claro antes de comenzar esta entrevista con Epipress que no quiere hablar de asuntos relacionados con el Gobierno de Alexis Tsipras, ni de Podemos y ni siquiera acerca del pasado heleno de la Reina Sofía. No elude, por el contrario, sus críticas a la "insolidaridad" de algunos países socios de la UE en la crisis de refugiados y reconoce que si bien los propios griegos no están exentos de responsabilidad en la bancarrota de su país, el resto de europeos no ha querido ver los daños que provocaron a su economía la guerra en la antigua Yugoslavia, los éxodos de Siria, Irak, Afganistán, Eritrea y Libia y los 500 millones de euros que invierten cada mes para garantizar la seguridad en el Egeo y el Mediterráneo oriental y frenar así la llegada de yihadistas a Europa.

-Señor embajador, ¿pueden los griegos apretarse más el cinturón tal y como demanda Alemania?

-Hay que procurar que los griegos no sufran más los rigores de los recortes. Las exigencias deben cambiar de tono. Creo que algunos de nuestros socios de la Unión Europea no han entendido los términos verdaderos que provocaron nuestra crisis de deuda.

-¿Cuáles son esos términos?

-Desde 1989, Grecia ha sido receptora de varias oleadas de inmigrantes. En 2015 nos llegó una gigantesca. De los inmigrantes recibidos, 990.000 se han quedado en tierra helena y en 2015 aparecieron un millón de refugiados e inmigrantes, con lo que nos vimos con dos millones de personas por encima de nuestros once millones de habitantes.

-Pero como usted muy bien dice, muchas de esas personas iban de paso y se han ido.

-Sí, pero aún hay un millón de personas acogidas en Grecia. Toda esta crisis que se extendió entre 1989 y 2015 la hemos gestionado solos, sin la ayuda de la Unión Europea, y ha supuesto una hemorragia financiera para mi país. Pero ésta no es la única razón que explica nuestra crisis de deuda.

-A ver...

-Entre 1990 y 1999 padecimos las consecuencias de las guerras en la extinta Yugoslavia y en ese momento perdimos nuestro acceso natural a los mercados de Europa Central, sobre todo de Múnich, lo que supuso daños catastróficos para nuestra economía. Luego llegaron las dos guerras de Irak, que perjudicaron seriamente nuestro sector turístico. A pesar de ello quisimos organizar los Juegos Olímpicos de 2004 y sufrimos unos ataques de los medios de comunicación internacionales del todo injustificables.

-Quizá la gente no entendía ese dispendio en un momento tan grave de crisis económica.

-Lo único que les faltó a algunos era acusarnos de tener a Bin Laden como jefe de la comisión olímpica. Aquel año registramos el peor dato turístico jamás conocido. Finalmente, hay otra razón que explica nuestra crisis, y me refiero a los gastos de seguridad asumidos por nuestra proximidad a Turquía.

-¿Nos puede dar un coste indicativo de los gastos de seguridad en general?

-En total, cada mes dedicamos 500 millones de euros para controlar el Mar Egeo y el Mediterráneo oriental y ese dinero que sacamos de nuestros bolsillos sirve para proteger a toda Europa. Parece que eso no lo quieren ver algunos. No entendemos que se nos critique tanto cuando hemos velado por la seguridad de todos los europeos.

-Perdone, embajador, pero ustedes no están exentos de errores.

-¡Por supuesto! Y los asumimos. Tuvimos durante muchos años una Administración basada en modelos obsoletos que afectaba también a nuestro sistema fiscal. Pero lo que quiero decir es que hemos sufrido varias crisis y sus consecuencias se han visto al final de la pasada década. Nuestra crisis económica no fue por azar, sino por las razones que le he indicado.

-¿Se equivocaron adoptando el euro?

-No. Todos los partidos políticos griegos están de acuerdo en seguir en la Eurozona, y ése es el compromiso de nuestro Gobierno.

-A la vista de lo que comenta, ¿están los griegos decepcionados con Europa?

-No, pero ahora tenemos los pies más en la tierra.

-Es cierto que Grecia ha llegado a perder el 27 por ciento del PIB como consecuencia de la crisis, pero ha crecido en tres de los últimos cuatro trimestres. ¿Ha llegado por fin la recuperación?

-Parece que sí, pero aún no estamos para dar saltos de alegría. Tras pasar por tantos momentos catastróficos parece que nos hemos acostumbrado a lidiar con las crisis. A pesar de lo que hemos pasado, nunca nos hemos arrodillado y se ve que la sociedad griega no se ha dividido. No se ha debatido en ningún momento la posibilidad de hacer cambios en el marco constitucional y el pueblo ha demostrado una solidaridad ejemplar con ellos mismos y con los refugiados.

-¿Cómo viven los griegos esa avalancha de refugiados que huyen de las guerras de Siria, Irak, Afganistán, Eritrea y Libia?

-Ahora mismo damos refugio a 62.000 personas llegadas después de 2015 y tras los acuerdos de reparto comunitario de marzo de 2016. Sigue llegando gente en busca de un mundo mejor y los griegos lo viven con tristeza, pero siendo muy conscientes de que no podemos asumir los gastos que nos generan. Hay que construir casas, colegios, hospitales y eso es costoso. Tampoco nos gusta tenerlos retenidos en edificios de acogida, pero pedimos a los que se queden de forma legal que se integren en la sociedad. Bruselas pone mano de hierro a los cumplimientos económicos mientras que hay socios que no aceptan las cuotas de refugiados acordadas.

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