La constitución en Asturias de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT en el congreso al que no asistió representación del SOMA-FITAG alumbra una situación jurídica compleja: la organización minera sigue existiendo como titular y administradora de un patrimonio, pero los más de 9.000 afiliados que hasta ahora estaban concernidos por la dirección que encabeza José Luis Alperi pertenecen de hecho a la nueva FICA y así continuará siendo salvo en el caso de que renuncien individualmente a serlo.

El SOMA está meditando desconectarse de la UGT, organización a la que ha estado unida desde 1911. Alperi, su secretario general, ha hablado incluso de iniciar contactos con la cúpula ugetista para negociar esa especie de secesión. Ahora bien, según las informaciones recabadas en medios sindicales, la posible desvinculación de UGT no podría legalmente plantearse como la salida del conjunto de los afiliados, porque éstos pertenecen estrictamente a la UGT, no al sindicato minero como tal. Por ello, también las cuotas sindicales, principal vía de financiación para mantener la estructura, corresponden a la organización ugetista.

La nueva FICA-UGT, con más de 22.000 afiliados, se organizará en ocho grupos sectoriales, entre los que se incluyen las distintas actividades que hasta ahora caían en el ámbito del SOMA y de la federación FITAG, como la minería, la energía, las fábricas agroalimentarias o la industria química. Estas secciones se constituirán en las próximas semanas y sus dirigentes se incorporarán como miembros de la nueva comisión ejecutiva de FICA, liderada por Jenaro Martínez tras el congreso constituyente del pasado viernes. En ese cónclave se aprobó una disposición en la que, como ocurría antes dentro de la federación FITAG, se reconoce la singularidad del SOMA como administrador de su propio patrimonio.