Iberdrola conectó ayer a la red eléctrica alemana el parque eólico marino Wikinger, una macroinstalación formada por setenta molinos que suministrará energía renovable a unos 350.000 hogares alemanes. En el proyecto, que supuso una inversión de 1.400 millones de euros, hubo una importante participación asturiana. La compañía avilesina Windar Renovables, del grupo Daniel Alonso, y las factorías asturianas de Arcelor-Mittal jugaron un papel clave en la construcción de este parque situado en el mar Báltico.

Windar Renovables fabricó en Avilés 116 pilotes que van hincados en el fondo marino y que sujetan las cimentaciones, y 70 torres. Además junto a Navantia construyó en Fene (La Coruña) 29 jackets o anclajes submarinos -estructuras de 620 toneladas de peso sobre los que se apoyan los aerogeneradores- que se fabricaron con cerca de 23.000 toneladas de chapa gruesa que salieron del tren de laminación de Arcelor-Mittal en Gijón.

El parque de Wikinger es el primer proyecto marino que Iberdrola ejecuta en solitario. Sus 70 aerogeneradores, a los que se suma una subestación marina de 8.500 toneladas, aportarán 350 megavatios de capacidad al sistema y pueden suministrar energía renovable para cubrir el 20% de la demanda del estado alemán de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde está situado el parque.

Además, Iberdrola también está desarrollando en aguas británicas del mar del Norte el que será uno de los mayores parques eólicos marinos del mundo, East Anglia One, en cuya construcción también participan compañías asturianas. "Todas estas inversiones ponen de relieve el compromiso de Iberdrola con el desarrollo de las renovables, imprescindibles para avanzar en la transición energética hacia un modelo descarbonizado y combatir el cambio climático", señalaron fuentes de la compañía, que en esa estrategia incluyó el cierre de centrales térmicas de carbón como la de Lada.