El Gobierno del Principado confía en que el Ejecutivo central rechace el escenario dibujado por el comité de expertos en el que el carbón desaparece del mix energético en 2030, lo que supone el cierre de todas las térmicas asturianas.

Después de analizar en una "primera lectura" el informe sobre la transición energética que ha elaborado la comisión de expertos convocada por el Ministerio de Energía, el Consejero de la Presidencia y portavoz del Gobierno autonómico, Guillermo Martínez, considera "muy poco realista" y "descartable" la hipótesis que el documento denomina "generación distribuida" y que aboca con más intensidad al cierre a las centrales térmicas de carbón antes del año 2030. "Los informes son informes, pero la decisión es política", recordó Martínez al Gobierno del PP antes de remarcar que éste conoce y sobradamente la postura del Principado en este asunto, que "no va a variar" y que exige la prolongación "de la vida de estas centrales lo máximo posible".

Si tiene que elegir, el Ejecutivo asturiano descarta ese escenario con mayor intensidad que el otro que propone el documento de los expertos, el que bajo la denominación de "transición disponible" sería menos lesivo para la actividad minera y energética aunque también plantee una merma "del 48 por ciento de la potencia instalada en doce años".

En el escenario "generación distribuida" en 2030 sólo quedarían 847 MW instalados de carbón pero vinculados a la industria, mientras que en el escenario de "transición sostenible" quedarían 4.660 MW de los 9.536 MW actuales. No obstante, la comisión de expertos destaca que en ambos escenarios y con distintas previsiones de precios de los derechos de emisión de CO2, las centrales térmicas de carbón estarían en desventaja frente a los ciclos combinados de gas. Según el escenario elegido, la ventaja competitiva de los ciclos combinados frente a los grupos de carbón sería de entre 5,2 y 15,8 euros por MWh. Actualmente el carbón es más competitivo.