Crece la incertidumbre sobre el futuro del tren de chapa de Arcelor Mittal en Gijón. La reunión que se celebró ayer entre la dirección de la siderúrgica y los sindicatos, y que se preveía decisiva para el devenir de este taller, terminó sin acuerdo y con los representantes de la multinacional abandonando la mesa de negociación de forma prematura ante la perplejidad de algún representante sindical que hasta entonces veía factible poder llegar a un preacuerdo. Fuentes de la compañía precisaron que no se da por rotot el diálogo, aunque no hay fecha para un nuevo encuentro. En el momento de suspenderse la negociación estaba sobre la mesa la amortización de 37 de los 343 empleos del taller, una cifra que los sindicatos juzgan de excesiva. Las centrales piden asimismo un aumento de las retribuciones para aquellos empleados que, tras el ajuste, tengan que asumir más responsabilidades y mayor carga de trabajo.

Tras más de siete horas de discusiones, todo quedó en nada a media tarde. Según la versión de los sindicatos, fue la propia dirección la que decidió abandonar la mesa alegando que la negociación estaba "bloqueada" y que sus superiores no les permitirían más cesiones. "Había algún que otro punto de desencuentro, pero el acuerdo no era imposible", señalaron, aún sorprendidos, dirigentes de las centrales.

Arcelor había dado un carácter decisivo a esta reunión. De hecho, había advertido de que, si en el encuentro no se alcanzaba un acuerdo definitivo, el tren de chapa, con fuertes pérdidas, podría ser cerrado. La dirección ratificó ese mismo mensaje ayer nada más sentarse en la mesa con los representantes de los trabajadores. Pero fue imposible completar la negociación. El del tren chapa es el mayor ajuste que Arcelor está abordando en sus talleres asturianos dentro del llamado plan de productividad, y la magnitud del recorte que se plantea (mediante prejubilaciones, sin medidas traumáticas) ha pillado con el pie cambiado a los sindicatos. "Nuestro objetivo prioritario es rebajar el impacto de ese recorte de puestos", señaló José Manuel Díaz, portavoz de UGT. Y enfatizó: "Apostamos por continuar negociando".

José Manuel Castro, de CC OO, aseguró que no esperaba el giro que ayer se produjo en el guión de las conversaciones. "No estábamos tan lejos, de hecho se habían producido algunos avances significativos", señaló el sindicalista. Además de los ya expuestos, otro de los puntos de fricción se refiere a lo equipos de mantenimiento. Arcelor abogaba por incluir a este personal dentro del ajuste, mientras que los sindicatos pedían hacer el mínimo recorte posible entre este colectivo porque, sostienen, su trabajo es esencial.

Una vez levantados de la mesa, Arcelor transmitió que a partir de ahora activará la Comisión de Seguimiento del Acuerdo de Mejora de la Competitividad en Asturias, cuyas negociaciones se desarrollan en la sede de la multinacional de Madrid, con lo que los contactos con el comité de Gijón quedan suspendidos.

Manuel Ángel Pulgar, de CSI, comentó: "La negociación ya había empezado mal por la posición amenazante de la empresa, dialogar con esa base es muy difícil". La compañía tiene previsto abrir nuevas conversaciones en Asturias para amortizar empleos en el tándem de Avilés y en los hornos altos de Veriña (Gijón).