La Asamblea de Central Lechera Asturiana (CLAS) aprobó ayer las cuentas de la sociedad con el apoyo del 73,54% de los votos de los socios compromisarios presentes y la oposición del 25,47%, correspondiente a los sectores que son críticos con la dirección que preside Bertino Velasco. CLAS, cuyo negocio consiste principalmente en el suministro de leche a su filial industrial Capsa, obtuvo unos beneficios de 2,54 millones de euros en 2017, el 5% más interanual.

El grupo consolidado ligado a CLAS está constituido por Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) -en la que Clas dispone del 81,53% del capital-; ASA (Asturiana de Servicios Agropecuarios), donde tiene un 51%; Aseagro, con un 50%; Gestión, Sociedad Limitada, con un 100%; y Biogastur, con un 25%. Las ganancias de ese conglomerado empresarial fueron de 13,1 millones, el 12,5% más que durante 2016.

Según informó Central Lechera, el director geneeral de la sociedad agraria de transformación, Francisco Sanmartín, destacó ante la asamblea que 2017 fue un año mejor que el anterior por la mayor rentabilidad del conjunto del grupo. Y subrayó el hecho de que "los excepcionales resultados económicos se hayan logrado en medio de una coyuntura general de crisis en el sector lácteo y de una clara atonía del consumo privado; por ello, los resultados tienen aún un mayor valor". El volumen de la venta de litros de leche a CAPSA fue de 392 millones, un 0,6 % menos que en el ejercicio anterior, aunque la cifra de negocio aumentó un 3,2%, hasta 137 millones.

Central Lechera, que cerró el año con 1.261 socios activos, remarcó también que el precio que abonó a sus socios ganaderos se situó en una media de 34,4 céntimos por litro, frente a al promedio nacional de 31,9 céntimos.

La asamblea aprobó la propuesta de la junta rectora para distribuir los beneficios de 2016: 1,15 millones de euros se repartirán entre los socios, 1,03 millones irán a reservas para fortalecer el balance y otras cantidades se destinarán al fondo de obras sociales pago de intereses.