Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno y del PP y primer candidato a la repetencia del Gobierno, siempre prefiere un rico por amigo, como viene denunciando la izquierda. En la jornada de reflexión, el más conocido lector de "Marca" no eligió salir fotografiado entre sacrificados autónomos de los mercados de abastos, sino al lado de rico y en palacio. El palacio era la Moncloa y "Rico" el perro que ha presentado como su mascota, al que define en las redes sociales como un "animal lleno de alegría y bondad al que le encanta la gente".
Bueno, al menos no tuvieron que buscarle un amigo humano para salir corriendo, como hicieron los estrategas de campaña con Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, en la jornada de reflexión de las pasadas elecciones. Hasta entones el amigo más conocido de Feijóo era, como le corresponde a todo gallego bien relacionado, un contrabandista dueño de un yate lleno de sol.
Para que naciera "Rico" hizo falta que 33.000 años antes, en el sureste asiático, los lobos salvajes dieran en perros domésticos. Para que "Rico" fuera merecedor de la foto hizo falta que el equipo de campaña decidiera conmover el corazón de los animalistas de centro-derecha. Hoy Mariano Rajoy debería fotografiarse con un perro que se llamara "Pacto", pero es esquivo para las fotos estos días.
