Artur Mas expresó ayer su deseo de que las elecciones generales del próximo 20 de diciembre den lugar a la formación de un Gobierno "lo más plural posible" con el que se abrió a negociar los "términos" de la independencia de Cataluña "para que haya distensión y se pueda hablar de las cosas con normalidad".

No obstante, el presidente en funciones de la Generalitat confirmó su intención de seguir adelante con la hoja de ruta diseñada por Junts pel Sí para materializar la secesión, aunque, si en el plazo que se han dado CDC y ERC para conseguir su objetivo (dieciocho meses), el nuevo Gobierno les invita a sentarse a hablar, escucharán su propuesta.

"Si el problema es que no hemos llegado al 50% (de los votos), lo hablaremos, pero tendrán que reconocer ese 48%" favorable a la independencia, explicó Mas durante una entrevista en la radio pública catalana, un día después de declarar como imputado por la convocatoria y celebración del 9-N, arropado por miles de personas y el Govern en pleno.

Y, tal como hizo ayer, abrió la puerta a desacatar una eventual pena de inhabilitación. Eso sí, matizando, igual que la víspera, que su decisión dependerá de la situación jurídica en que se encuentre Cataluña en ese momento. Si ya es un Estado, acatar la inhabilitación "no tendría sentido"; en cambio, si la secesión no es un hecho, la justicia "española" aún tendrá "un sentido muy grande".

Por toda respuesta, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, blandió la amenaza de aplicar el artículo 155 de la Constitución, que prevé la retirada de las competencias autonómicas, y el ministro de Justicia, Rafael Catalá, advirtió: "Si llegase el momento, habría que aplicarlo".

La Vicepresidenta fue muy clara cuando se la interrogó sobre la velada amenaza de Mas de ignorar una pena inhabilitación. Es "sencillamente una barbaridad", dijo. Y se preguntó: "¿Qué fortaleza tiene para pedir a los catalanes que respeten las leyes que apruebe el Parlamento de Cataluña o las decisiones que toman los órganos de la Generalitat si él está dispuesto a colocarse por encima de la democracia. Piensa que la democracia es él y la democracia es el cumplimiento de la ley y el respeto al Poder Judicial".

En clave estrictamente catalana, Mas recordó al líder de la CUP, Antonio Baños, que el proceso soberanista no podrá seguir funcionando si no apoya su investidura para que pueda formarse un nuevo Govern. "No está escrito", razonó, que quien invista al presidente debe darle apoyo toda la legislatura. Es "un acto de un solo día" y luego se puede quedar en la oposición "y decir que 'no' a todo, si quiere".

"No compromete a nada más que a que se pueda empezar un proceso de gobierno, que en este caso no es un proceso de gobierno normal, sino que nos tiene que llevar a unos objetivos que compartimos con la CUP, que son los de constituir un Estado en Cataluña", agregó.

Pero Baños confirmó que su partido mantiene el "no" a la investidura de Mas, porque no cree "en el todo o nada" y en que "todo quede parado por una sola persona". El líder de la CUP reconoció que "para obtener la independencia hay que montar un pollo político y jurídico".