La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A vuelapluma

Silencio

Silencio

Nadie es malo el día que se muere. Antes sí y después también, pero ese día uno queda exento. El protocolo manda loar al fallecido. O si no, tributarle un minuto de silencio. Podemos eligió ayer ausentarse del Congreso esos sesenta segundos, entendiendo que se trataba de un homenaje a una política corrupta. Consuelo para los familiares, todo el del mundo; pero al enemigo ni agua; nunca, ni el día que la diña. Puede achacárseles mala educación, falta de respeto institucional (Barberá era senadora) y hasta una torpeza política supina; pero no puede decirse que esta vez sus señorías moradas eligieran la posición más cómoda para ejercitar su conocida política de gestos. Todo lo contrario. Fácil era no levantarse ni aplaudir al Rey, o llevar al bebé para atraer las cámaras. Lo difícil es criticar al muerto cuando llueven los elogios de un día de entierro. Le quitas protagonismo al finado, pero te arriesgas a quedar como la gocha.

Compartir el artículo

stats