Alejandro (prefiere aparecer sin apellido) lleva cuatro años al volante de uno de los autobuses que realiza el trayecto desde el Cerillero al Hospital de Cabueñes. Ayer fue el primer día, como para muchos gijoneses, que se enfrentó al nuevo autobús, más amplio y con mayor capacidad, aunque desde otra perspectiva: La del conductor. «Existen calles, sobre todo las más estrechas, que son complicadas de atravesar», explicaba Alejandro, puesto que el vehículo que maneja es más ancho y tiene una mayor longitud. «Si me encuentro con vehículos en doble fila tengo que llamar a la Policía», decía el conductor. En cuanto a la parte positiva, asegura que el vehículo es «más cómodo, más amplio y más accesible», aunque reclama «carriles bus para circular mejor».