Román GARCÍA

Las mujeres maltratadas que necesitan asistencia están un poco más desprotegidas. Según denuncian los responsables del SUP (Sindicato Unificado de Policía) la falta de equipo humano para atenderlas es «alarmante». En un principio, la Comisaría de Policía de Gijón contaba con cuatro funcionarios policiales a los que se había destinado esta misión. Actualmente, dos de estos agentes se han quedado de baja, y, por tanto, tan solo dos policías, que se encuentran en régimen de segunda actividad, deben prestar servicio a 689 víctimas de violencia de género. Cien de estas mujeres están consideradas como de medio o alto riesgo, lo que exige un seguimiento continuo por parte de los encargados de su vigilancia.

Los restantes efectivos del Cuerpo Nacional de Policía tampoco tienen buenos números en cuanto a personal. El catálogo de puestos de trabajo vigentes hasta 2008 establecía que en la Comisaría de Gijón deberían trabajar 368 agentes, y actualmente sólo se cuenta en la ciudad con 335, de los que hay que restar 15 que, según el SUP, se encuentran de servicio en Madrid. A esto hay que añadir las quejas de los encargados de las radiopatrullas, los primeros agentes a los que acude el ciudadano cuando necesita ayuda. Hoy, miércoles, estos funcionarios policiales celebrarán una asamblea de trabajadores en la que deberán decidir si adoptan medidas de protesta, ya que aseguran que se ven obligados a realizar su trabajo en cinco turnos, sin poder conciliar su vida familiar y laboral y sin ninguna posibilidad para tener libre al menos un fin de semana al año.