L. NOSTI

«Quedan cosas en el armario». Con esta afirmación resumía Paco Ignacio Taibo II, el director de la «Semana negra» de Gijón, el estado de preparación del festival (del 11 al 20 de julio), en la primera presentación que realizó, acompañado del dibujante Ángel de la Calle. No sólo por los autores invitados que quedan por confirmar, algo habitual en la organización del certamen, mes y medio antes de su puesta en marcha, sino por los problemas que ha generado el cambio de ubicación desde El Molinón a la zona de Poniente.

El principal problema del cambio de escenario radica, fundamentalmente, en una notable disminución del espacio, cercana al 40 por ciento. «Hoy por hoy, nadie puede decir, ni siquiera nuestro jefe de planos, cómo va a ser. Nos lo estamos imaginando, pero tampoco lo tenemos muy claro. Vamos a tener que hacer un montón de reajustes sobre el terreno», confesó Taibo, quien, no obstante, se esfuerza en ver las dos caras de la moneda en esta situación. «Después de 21 años y habiendo nacido como un festival itinerante, habiendo recorrido ya seis escenarios diferentes, el cambio nos resultó evidentemente un problema, ya que hay que ajustarse a un nuevo territorio, pero conservando el espíritu de la "Semana negra". Sin embargo, después de tanto tiempo vale que te den algunas patadas para ayudarte a mover las neuronas, repensar y decidir cómo lo queremos», explica el director del certamen.

Algo que no evita que surjan «mil y un problemas técnicos», más allá del milimétrico ajuste de la espacio. Y para muestra un botón: «¿Cómo hacer el abasto diario del recinto? En El Molinón la movilidad de los camiones. Tienes que crear zonas de acopio, un centro de descarga, carretillas y fijar las horas exactas». Pero, por el momento, Taibo asegura que sólo ha recibido muestras de buena voluntad por todos los sectores, y está convencido de que el resultado final será un éxito rotundo. «Hay un informe de seguridad extensísimo que prevé zonas de desahogo, extintores, lugar de salida de la ambulancia, salidas de emergencia, presencia policial y de bomberos... Pero todo eso debe hacerse sobre el terreno, no puede ser teórico. Tenemos que ir viendo los problemas y planteándonos las soluciones, y todo esto se está haciendo al ritmo habitual, sin retrasos. Yo tengo la sensación de que va a ser un gran éxito y celebraremos el final de la "Semana" alegres», afirmó el responsable del certamen. Desde que comenzaran los trabajos preparatorios, la intención del equipo fue clara: la disminución del escenario no puede significar una reducción de contenidos. «La "Semana negra" tiene que seguir creciendo en la parte de la cultura literaria. Estamos empezando a informar, pero es apenas el principio». De aquí al 11 de julio queda mucho por hablar.