Leticia PRADO

Familias con niños pequeños, deportistas de todas las edades o pescadores aficionados son algunos de los más fieles adeptos de las playas gijonesas. Aunque el verano es sinónimo de buen tiempo, los asturianos saben que, en el Norte, no siempre se cumple esta premisa. El período estival comenzó hace dos semanas y, desde entonces, los cielos cubiertos han sido casi una constante en la comunidad. Las oportunidades para disfrutar de un auténtico día de playa son muy limitadas; la conciencia de la imprevisibilidad del clima es permanente, pero muchos no logran reprimir el deseo de pasar el día entre olas y arena propio de la época.

«Este moreno no es de aquí», reconoce Joaquín Álvarez. Este asturiano afincado en Benidorm durante diez meses al año disfruta de los particulares días veraniegos en Asturias «a la caza» de llámpares entre las rocas del arenal de San Lorenzo. Álvarez, nacido en Cimadevilla, afirma que sólo la lluvia impide que acuda a diario a la playa. Ayer no era el caso y, con nubarrones y todo, allí estaba fiel a su cita.

Mª José Sánchez tiene dos niños pequeños. Ella y su marido, Ángel Martín, son otros de los que acuden a San Lorenzo aunque esté nublado y no cambian de ciudad aunque estén de vacaciones. Para Mª José Sánchez, la playa viene a ser el parque más oportuno para sus hijos en estos meses de verano y poco le importa que ella no pueda ni ponerse en bañador. Tanto para ella como para Nel Blanco, el arenal gijonés constituye una de las mejores soluciones para entretener a los pequeños durante el período vacacional. «Si los metemos en casa se vuelven locos», afirma Blanco mientras contempla cómo sus niños juegan con un cangrejo. «Ellos se divierten y evitamos que estén en casa encerrados», concluye.

Jean Pierre Constanso está prejubilado y tiene el privilegio de ver el mar desde las ventanas de su casa en el Muro. Vive en primera línea de playa y, aún así, todos los días coloca su silla en la arena para disfrutar de la costa en todos los sentidos. Afirma que no cambia la villa ni en vacaciones.

Como ellos, otros muchos gijoneses le sacan el máximo partido a la playa durante estos tres meses. Aceptan, no sin resignación, que el tiempo en Asturias es imprevisible, aunque algunos llegan a presumir de los suaves veranos que se pueden disfrutar en comparación con otros destinos turísticos. Aunque el sol no se deje ver, muchos reconocen que la buena temperatura les termina de convencer para planear una jornada playera al completo. También es verano en Asturias, aunque las nubes no dejen verlo.