C. JIMÉNEZ

Cipriano Barrio, profesor de Física y Química en institutos de Oviedo, Gijón y Avilés en los inicios de su trayectoria docente y desde 1991 vinculado a la Universidad de Oviedo a través de la Facultad de Filosofía, es el director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (Otri), un ente asociado al vicerrectorado de Investigación que se encarga de hacer llegar a la sociedad los resultados de las actividades de I+D promovidas desde la institución académica. Volcados de lleno en el proyecto de Campus de Excelencia Internacional, Barrio demanda más apoyos para la investigación.

-¿Cambia mucho la experiencia docente en institutos y en la Universidad?

-La diferencia es importante. Sobre todo desde que yo dejé los institutos las cosas fueron cambiando bastante, pero todavía queda mucha tarea que hacer. La Secundaria es la base de la educación. Si los institutos no funcionan, en la Universidad lo vamos a tener complicado para mantener el nivel y sacar titulados en condiciones.

-¿Cuáles son los objetivos de la Otri?

-Conectar con la sociedad de distintas formas. En la Universidad se investiga y se hacen a veces unas primeras fases del desarrollo. Eso puede quedar ahí, puede dar lugar a una publicación, a un artículo o a una comunicación en un congreso, que está muy bien, pero hay que dar un paso más: que se transfiera. Hay una forma inmediata, que es que los resultados de la investigación se patenten y que alguna empresa los aproveche para su línea de producción. Otra forma es tener un desarrollo colaborativo, es decir, que Universidad y empresa trabajen juntos o que a partir de los resultados explotables que puedan salir del trabajo en la Universidad se monte una empresa (spin-off).

-¿Se generan muchas patentes en la Universidad de Oviedo?

-Tenemos entre ocho y diez patentes al año. No son muchas, pero ese proceso lleva muchas complicaciones asociadas y es un proceso largo.

-¿Cuáles son los requisitos?

-Lo primero es la comunicación de la invención. Hay que ser conscientes de que eso que se ha desarrollado no sólo vale para publicar sino que puede tener un desarrollo y una explotación comercial.

-¿Cuáles son los principales campos de aplicación de las patentes que salen de la Universidad asturiana?

-Quizás el mayor número sea del campo de química, bioquímica y el área biosanitaria en general. Hay cosas también en mecánica, en electrónica y, en general, en el ámbito de la ingeniería; pero también hay en otros muchos campos.

-¿Por qué no se registran todas las invenciones de los profesores universitarios?

-La carrera académica se basa fundamentalmente en publicaciones de artículos, libros, comunicaciones en congresos... Existe una cierta prisa por publicar. El problema es que en el momento en que uno publica los resultados de un trabajo de investigación eso ya está en el dominio público y no es patentable. De momento, las acciones de transferencia no tienen las repercusiones que deberían tener a efectos de la carrera académica. El lema debería ser: patenta y publica después.

-Los plazos también son muy dilatados.

-En algunos casos puede retrasarse un año o dos, dependiendo de si la patente sólo se hace nacional o si se quiere extender internacionalmente. Además, existe la obligación de pagar unas tasas anuales para mantener la propiedad intelectual.

-¿Las relaciones Universidad- empresa son ahora más fluidas?

-Tradicionalmente se dice que vivimos en mundos distintos, que utilizamos lenguajes diferentes y que los ritmos y los plazos son diferentes. La empresa tiene un ritmo mucho más rápido y más ágil, y la investigación académica tiene unos ritmos más pausados, con una visión más amplia y generalista de la ciencia; pero la colaboración existe. Tanto en su caso como en el nuestro, no nos queda más remedio que ampliarla y potenciarla.

-La sociedad les achaca que no es todo lo fluida que cabría esperar.

-La colaboración funciona y da resultados. El problema que hay en las empresas españolas es que falta una visión clara de la importancia que puede tener la innovación, innovación que puede hacer la empresa, la Universidad o ambas en común. En el momento en que se da ese cambio, las cosas empiezan a funcionar. No queda más remedio.

-Cuando la situación económica limita los fondos para I+D, ¿cómo se puede cumplir ese objetivo?

-Habrá que adecuar los objetivos a las disponibilidades, pero está claro que hay una correlación muy fuerte entre la financiación para I+D+i y los resultados de la investigación. En un momento de crisis hay que decidir entre mantener las prestaciones sociales y apostar por el futuro. Encontrar el equilibrio es una ecuación difícil.

-¿Qué perspectivas hay para 2010?

-Parece que va a haber que apretarse el cinturón, por lo menos en cuanto a los fondos nacionales, aunque supongo que ocurrirá lo mismo con los regionales pero la investigación tiene que continuar. Si se cierra ese capítulo seguiremos dependiendo de lo que hagan otros, iremos a remolque y justamente lo que se debería pretender es lo contrario: ser referencia no en todas las áreas, pero sí en unas cuantas, viendo aquello en lo que tenemos más músculo y más potencialidades.

-¿En qué áreas es referente la Universidad de Oviedo?

-En distintos niveles lo es en bastantes. En general, para su tamaño, tiene un plantel de investigadores muy respetado; pero particularmente en aquellas áreas por las que se apostó en la propuesta del Campus de Excelencia Internacional: en energía y biomedicina.

-¿Qué supone este reconocimiento?

-Es una noticia excelente porque confirma un poco lo que creíamos que podíamos hacer.

-Los fondos que acompañan a este marchamo de calidad también son importantes.

-El reconocimiento es doble: por un lado es un sello de excelencia que demuestra que tienes capacidad para hacer algo, pero el apoyo económico para que lo puedas seguir haciendo también es importante. Nos permite dar un salto y, de ser buenos, pasar a ser excelentes. Desde luego, la financiación es fundamental para la investigación.

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Cipriano Barrio

Gijonés. Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Oviedo. Inició su carrera docente como profesor de Física y Química en institutos de Gijón, Avilés y Oviedo. Después pasó a integrarse a la plantilla docente de la Universidad de Oviedo como profesor asociado. Tras varios años compaginando la docencia en Secundaria y en la Universidad logró la plaza de profesor titular de Filosofía y desde 1993 está adscrito al departamento de Filosofía. Desde hace poco más de un año es director de la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación (Otri), adscrita al vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Oviedo.

-Un talento que desearía tener.

-Todos.

-¿Cuándo y dónde ha sido más feliz?

-La felicidad es difícil de cauntificar; cada etapa de la vida se compone de diferentes momentos de felicidad, el caso es saber aprovecharlos.

-¿A cambio de qué daría todo lo que tiene?

-No tengo mucho, es imposible de decir.

-¿Qué reforma de la sociedad considera más urgente?

-Actuar bien y con prudencia para no comprometer el futuro.

-¿Mar o montaña?

-En verano, el mar. En primavera y otoño, la montaña.

-Un lugar de Gijón para perderse.

-El paseo del Muro.

-Aficiones.

-Leer, la física y la química, la música y pasear.