M. S.

Desde que la Audiencia Provincial de Asturias autorizó que le pusiesen en libertad mientras se decidía su indulto, han transcurrido 14 meses. Tiempo que Jorge Ortiz empleó en «hacer una vida normal, como los demás. No sé. Trabajar, salir a tomar algo... Intentar olvidar todo lo que tengo detrás y me ha pasado».

Según cuenta, lo había, «más o menos», conseguido. De hecho, «a las pocas semanas de salir de Villabona, ya tenía un empleo. He estado trabajando en montajes», apunta Jorge Ortiz, como prueba de que su vida se ha guiado en los últimos meses por la normalidad.

«Tuve trabajo hasta el pasado mes de julio, que me quedé en el paro. Ya sabes, la crisis», sigue contando. Una situación que define como provisional: «Es que, a finales de octubre, me iban a coger otra vez. Como las cosas están tan difíciles, las empresas, para no tener que despedir a todo el mundo, te echan unos meses para casa y luego vuelven a contratarte. Pero lo de octubre ya no va a poder ser».

La noticia de que el Consejo de Ministros no ha sido sensible con su caso trunca todos los planes de futuro de Jorge Ortiz. Prefiere no abundar en ello, aunque se le escapa algún improperio hacia quienes tuvieron algo que decir en su situación. Por delante, le quedan cuatro años y ocho meses en la prisión de Villabona.