M. CASTRO

«Si hubiera tenido verdadero interés en apoyar a un trabajador, lo tenía muy fácil». El líder de la sección sindical de MCA-UGT en Factorías Juliana, Félix Magadán, respondía así al reproche del secretario general de la Unión Regional de UGT, Justo Rodríguez Braga, sobre el motivo por el que la Unión no apoyó económicamente a un afiliado del astillero privatizado para evitar su ingreso en la cárcel por la agresión a un policía durante una protesta contra la inauguración del Acuario Municipal.

Durante su intervención en la clausura del congreso de la Unión Comarcal de UGT de Gijón, Rodríguez Braga afirmó que la Unión Regional había pedido que le enviaran bonos impresos por el comité de empresa de Juliana para recaudar donativos de cinco euros. Lo que no explicó, según los representantes de MCA, es que con esos bonos se buscaba cubrir una indemnización de 50.000 euros más otros 50.000 de gastos jurídicos y una multa y que no sólo se recurrió a bonos. MCA aportó 6.000 euros de sus arcas (5.000 la federación regional y 1.000 la comarcal). Incluso CC OO mostró una actitud solidaria y contribuyó económicamente, tras las gestiones del comité de empresa. La Unión Regional de UGT se había comprometido a pagar los costes del abogado, pero no lo hizo. «Quiero recordarle a Justo que en una reunión entre varios, él dijo que se iba a hacer cargo (la Unión Regional) de los gastos de los servicios jurídicos y al final tuvimos que pagarlos entre todos los trabajadores de Juliana», destacó Magadán.

El secretario de la sección sindical de UGT en Factorías Juliana no llegó a escuchar las palabras de Rodríguez Braga en la clausura del congreso. Los tres delegados sindicales del astillero abandonaron la sala cuando Braga se dirigía al atril de oradores. No fue una casualidad. Para que no hubiera lugar a engaños ni interpretaciones equívocas «ya le habíamos advertido a nuestro secretario general lo que íbamos a hacer», un desplante a un dirigente sindical que consideran que les dio la espalda en momentos cruciales para el astillero y también en un momento más que delicado para uno de sus afiliados.

Los dirigentes de Juliana vieron cómo otros astilleros de Izar se mantuvieron en el sector público mientras el de Gijón se privatizaba, se ahogaba en deudas con la gestión de Factorías Vulcano y acababa en situación concursal con dudas sobre su pervivencia. «Salvo los de MCA regionales y de la comarca, los demás no llamaron ni un día para saber cómo estaba la situación, para nada. No sé que pasa, pero a mí no me llamó nadie, ni Héctor ni Justo. Nunca nos preguntaron nada», recalcó Magadán.

La herida abierta con la crisis de los astilleros también tiene que ver con Naval Gijón. A representantes de UGT en esta factoría, hoy en fase de liquidación, no les sentaron nada bien algunas declaraciones de Héctor Roces sobre los terrenos en los que se asentaba el astillero, en Poniente, cuando aún no se había cerrado. «No preguntó a nadie» antes de lanzarse a opinar, apuntan.

En cualquier caso, la actitud en el caso de Factorías Juliana es lo que provocó más resquemores entre los delegados de MCA. No en vano, todos los intervinientes de peso en los actos abiertos a los medios de comunicación del congreso dijeron apoyar un futuro para el astillero en quiebra; desde Héctor Roces y Justo Rodríguez Braga hasta la alcaldesa Paz Fernández Felgueroso y el secretario general del PSOE de Gijón, José Manuel Sariego. Unas palabras de aliento que en algunos casos los sindicalistas del astillero hubieran querido oír y, verlas transformadas en hechos, hace tiempo.

La gestión de la crisis del sector naval fue uno de los asuntos que influyó en la fractura de la Unión Comarcal de UGT, que se saldó el sábado con la reelección como secretario general de Héctor Roces con un 50,51% de apoyos y un rechazo del 49,49%. Obtuvo la reválida por un delegado. La pugna por el control del sindicato para influir en la confección de las listas electorales del PSOE, así como la falta de sintonía de Héctor Roces con dirigentes de MCA fueron otros de los motivos de la división interna. Cada bando se echa la culpa mutuamente.